En el marco de la Segunda Guerra
Púnica comenzaron las Guerras Macedónicas, disputadas entre Roma y la Macedonia
griega, gran potencia dominante en el Mediterráneo Oriental. La Primera Guerra
Macedonia comenzó el año 214 a.C., Filipo V de Macedonia firmó tratado de
alianza con Aníbal Barca para luchar contra Roma, aunque esta alianza militar
no produjo ninguna batalla campal...
Tras algunas escaramuzas de poca importancia, se
negoció con Macedonia una paz inestable que permitió a Roma concentrar sus
energías en derrotar a Cartago. Ejemplo de ello es que el general romano
Escipión el Africano tomó con su ejército Qart Hadasht (Ciudad Nueva) en el año 209 a. C., pasando a ser
posesión romana desde entonces con el nombre de Cartago Nova (actual Cartagena).
Durante el año 200 a.C., siendo Roma la potencia dominante de
Italia y el Mediterráneo Occidental, Rodas y Pérgamo le pidieron ayuda para
hacer frente a las constantes agresiones macedónicas en los Dardanelos y en Egipto.
El objetivo de Roma se centró en el Egeo y retomó sus disputas con Filipo V de
Macedonia. Roma exigió a Filipo su retirada de Grecia.
Presionado, Filipo accedió en parte, manteniendo el
control de importantes ciudades como Calcis y Corinto. El Senado romano decidió
enviar al cónsul Tito Quincio Flaminino al mando de dos legiones y varios
cientos de jinetes para expulsar a Filipo de Grecia. Así comenzó la Segunda Guerra
Macedónica, que se mantuvo entre los años 200 y 196 a.C.
Tras varios combates en todo el territorio griego, los
ejércitos comandados por el macedonio Filipo y por el romano Flaminino se
enfrentaron en la batalla de Cinoscéfalas el año 197 a.C. El ejército de Filipo
fue derrotado y fue obligado a firmar un tratado de paz que le exigía a ceder
sus posesiones en Grecia. Del mismo modo, otro ejército macedonio fue derrotado
por Átalo I, el rey de Pérgamo, en Asia Menor.
El rey Filipo V murió en 179 a. C. y su hijo Perseo
subió al trono macedonio. Perseo aumentó su poder y sus ejércitos casándose con
Laódice, hija del rey Seleuco IV Filopátor del Imperio seléucida, firmó pactos con
Epiro, con tribus de Iliria y Tracia, con los enemigos de las tribus tracias
aliadas de Roma, y renovó sus alianzas con otras polis griegas, declarando su
intención de reformar Grecia y retomar su poder.
Los dirigentes romanos declararon una nueva guerra
contra Macedonia, la Tercera, que duraría entre los años 171 y 168 a.C. El rey
Perseo y su ejército vencieron en la primera batalla, la de Calicino,
enfrentándose al ejército de Publio Licinio Craso. Tras ella, el rey ofreció a
los romanos un tratado de paz que rechazaron. En 170 a.C. los soldados de
Perseo derrotaron a los romanos de nuevo en Iliria. Pero en 169 a. C., el cónsul
Quinto Marcio Filipo cruzó el Olimpo con sus legionarios y entró en Macedonia,
aunque no tuvo el éxito que pretendía.
El año 168 a.C. Perseo fue derrotado finalmente por
las legiones del cónsul Lucio Emilio Paulo en la batalla de Pidna y trasladado
a Roma junto a sus oficiales. Entre los prisioneros capturados de las
principales familias macedonias se encontraba el historiador Polibio, uno de
los más importantes de la Antigua Grecia. Los jefes romanos dividieron Macedonia
en cuatro repúblicas dependientes de Roma, y las relaciones político-económicas
entren los estados griegos y los macedonios se limitaron.
Ruinas de la antigua Cartago asediada |
La cuarta y última guerra entre Roma y Macedonia se
disputó entre 150 y 148 a.C.,
a consecuencia de la apropiación del trono de Macedonia por parte de Andrisco
de Adramyttio, un aventurero griego que fingió ser hijo de Perseo y fue
aceptado por sus paisanos. El ejército de Andrisco obtuvo algunas victorias
contra Roma, pero fue derrotado definitivamente por el general romano Cecilio
Metelo en la Batalla
de Pidna, el año 148 a.C.
Macedonia fue anexionada como provincia romana.
Las imposiciones del último tratado a Cartago y las
disputas con el reino de Numidia, aliado de Roma, dieron como resultado la
declaración romana de la Tercera Guerra Púnica el año 149 a.C. No tardó Roma en
iniciar el asedio de Cartago con el fin de saquearla, destruirla y matar o
esclavizar a sus habitantes. El asedio de Cartago merece un detallado estudio y
exposición, con sus orígenes, desarrollo y consecuencias, como el ocurrido en
Masada el año 72 ó 73 después de Cristo.
Durante la primavera del año 146 a.C., después de más
de dos años de sitio, los soldados romanos y los sitiados desarrollaron
interminables horas de combates cuerpo a cuerpo y casa por casa. Hasta la
rendición de Cartago, se calcula que alrededor de cincuenta mil de sus
habitantes sobrevivieron y fueron vendidos como esclavos. Cartago tenía
entonces casi un millón de habitantes.
Ese mismo año se disputó la batalla de Corinto entre
Roma y la polis griega de igual nombre. Comandados por el cónsul Lucio Mumio, los
ejércitos romanos asediaron la ciudad, famosa por sus fabulosas riquezas, la
saquearon y destruyeron. En represalia, Mumio ordenó matar a todos los hombres
y vender como esclavos a las mujeres y a los niños supervivientes.
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