sábado, 2 de febrero de 2008

La Cruz clavada en Nagasaki

En un apartado anterior vimos como Francisco de Javier y sus elegidos se dirigieron el año 1550 hacia el norte de Japón con la intención de crear una comunidad católica en la isla de Hirado, población situada en la provincia de Nagasaki. En enero de 1552 y valiéndose de su intérprete, Francisco de Javier había conseguido convencer a varias docenas de japoneses e incorporarlos con el bautismo a su comunidad. En 1558, los adheridos a las comunidades católicas eran ya varios cientos y las disputas con los señores feudales se acrecentaron, produciéndose las primeras decapitaciones de convertidos y la ejecución de miembros de la comunidad católica en Hirado...

La masacre obligó a portugueses y jesuitas a buscar nuevos puertos donde poder comerciar y a pactar con sus señores. El daimyo o soberano feudal japonés Omura Sumitada firmó con ellos unos acuerdos y les ofreció seguridad en sus dominios, cosa que causó una grata impresión en los portugueses y sobre todo en los jesuitas. En 1563, tras los beneficios obtenidos, Sumitada y sus vasallos se convirtieron al catolicismo, tomando Sumitada el antiguo nombre hebreo de Bartolomeo (hijo de Talmai Bartalmai, cabezas de poderosos clanes descritos en el Antiguo Testamento de la Biblia).

Monumento al samurai Hasekura Tsunenaga, Coria del Río (Sevilla)

Incitado por sus aliados occidentales, el primer señor japonés convertido al catolicismo dio orden de arrasar los templos budistas y sintoístas que lo habían visto nacer, y obligó a los habitantes de su feudo a convertirse también al catolicismo bajo represiones y ejecuciones. Después de apoderarse de Nagasaki en 1570, Sumitada abrió el puerto de esa ciudad japonesa a los portugueses, colaborando y patrocinando su desarrollo. Y en junio de 1580 concedió su gobierno a los representantes de la Compañía de Jesús.

Poco después, en 1589, fue fundada la ciudad de Hiroshima por el señor feudal Mori Terumo, convirtiéndola en capital de su feudo con vistas al comercio con Europa. Sin embargo, el 21 de octubre de 1600 se disputó la batalla de Sekigahara, de gran importancia en la historia de Japón. Los dos principales clanes japoneses y sus respectivos aliados se enfrentaron en ella, entre los perdedores estaba Mori Terumo y los ganadores establecieron el shogunato Tokugawa, el último shogunato de la historia (la palabra sogún o shogun viene de seii tai shogun, que en japonés significa jefe de los ejércitos contra los bárbaros o extranjeros).

El aristócrata samurai Asano Nagaakira se convirtió en cabecilla de su clan a la muerte de su hermano mayor Yoshinaga, quien no tenía heredero, y peleó para el shogunato Tokugawa durante el asedio del castillo de Osaka contra tropas de señores feudales contrarias a la política establecida por el shogunato, entre noviembre de 1614 y junio de 1615, acontecimiento bélico con espectaculares batallas disputadas en Osaka y sus alrededores, en cuyo final tomó cuarenta y dos cabezas de sus enemigos aristócratas tras hacerse el correspondiente seppuku o suicidio ritual japonés.

Asano Naggakira recibió el apreciado feudo de Hiroshima en 1619 como recompensa a su labor. Los soldados o misioneros jesuitas que sobrevivieron y fueron testigos de este importante evento militar, y que favorecían al bando perdedor, aseguraron que más de cien mil hombres de los dos bandos perecieron durante este largo cerco... (sigue)

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