viernes, 12 de diciembre de 2008

La Parte Oriental del Pastel: China e India

Michele Ruggieri, misionero jesuita en China y uno de los primeros sinólogos católicos o estudiosos extranjeros de la cultura y las instituciones chinas, zarpó desde Lisboa con un grupo directivo de misioneros jesuitas entre los que estaba Rodolfo Acquaviva, pariente del quinto general jesuita Claudio Acquaviva, y Matteo Ricci. Llegó a la India en septiembre de 1578, mientras Europa se convulsionaba entre guerras y conflictos políticos, achacados a la religión y organizados en la buhardilla vaticana, y allí comenzó a estudiar el lenguaje usado en la costa de Malabar, en 6 meses alcanzó tal nivel que ya podía escuchar confesiones…

El citado Matteo Ricci también desembarcó en la India y pasó dos años en Goa. En 1582 viajó a China, llegando a Macao, también territorio portugués, y el 7 de agosto de 1582 entró en China, entonces bajo el gobierno de la dinastía Ming, ocultando su intención de propagar una religión extranjera. Se instaló en la ciudad de Zhaoqing, provincia de Guangdong, donde se dedicó a un estudio intenso de la lengua china.


Wanli, emperador chino siglo XVII


Desde entonces Ricci y Michele Ruggieri llevaron la doctrina y la política católicas a China con suma discreción. Tras asentarse en la provincia de Guangdong (Kwang-Tong), estudiaron el idioma chino, adoptaron su forma de vestir y congeniaron con la población adoptando sus formas. Con la ayuda de un mapa que Ricci hizo para ellos, los intelectuales chinos pudieron ver por primera vez la situación de su país en el mundo.

En 1597 Ricci fue nombrado director de las actividades jesuitas en China, y en 1601 logró al fin su objetivo de ser admitido en Pekín, la capital. Allí predicó, supervisó los cuatro puntos de su misión y enseñó arte a estudiantes chinos. También tradujo obras católicas al chino, escribió libros en ese idioma y proporcionó a Europa el primer informe moderno del Imperio chino. Murió el 11 de mayo de 1610 en Pekín.

Los europeos se habían ganado una reputación de expertos en complejas materias técnicas, lo cual les había abierto las puertas de la corte china durante la anterior dinastía Ming. El primer misionero en instalarse en la corte había sido Matteo Ricci, introductor del catolicismo en China y cuyos conocimientos cartográficos y matemáticos habían llevado su fama a oídos del Emperador Wanli a principios del siglo XVII.

Tras el establecimiento de la dinastía Qing, (el emperador Shunzhi era el primer emperador Qing que gobierna China después de la ocupación de Pekín en 1644) los jesuitas se habían mostrado leales a ésta, a pesar de lo cual habían sufrido persecuciones durante la época de los cuatro regentes.

El Emperador Kangxi, sin embargo, admiraba la destreza técnica de los europeos y les asignaría tareas importantes. Durante su reinado, los jesuitas contribuirían al desarrollo técnico del estado Qing, participando en la producción de mapas y de utensilios como relojes o incluso instrumentos musicales, como un clave. También ejercerían funciones de intérpretes. La negociación del Tratado de Nerchinsk con Rusia se pudo llevar a cabo gracias a los jesuitas, que traducían del chino al latín, idioma que comprendían los altos funcionarios rusos. 

Uno de los principales jesuitas en Pekín fue Ferdinand Verbiest (1623 - 1688), nacido en la actual Bélgica y que había estudiado teología en la Universidad de Sevilla. Verbiest enseñaba matemáticas y astronomía al Emperador y, en 1674, había producido un nuevo mapa del mundo que superaba en detalle a todos los anteriores mapas hechos en China.

La posición de Verbiest en la corte se vería reforzada durante el año 1669. Ese año, el Emperador Kangxi, decidido a determinar si las técnicas de cálculo de los europeos eran superiores a las de los astrónomos musulmanes de la corte, lanzó un reto consistente en llevar a cabo varias predicciones astronómicas, que debían culminar en la determinación del momento de un eclipse de luna... (sigue)

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