jueves, 2 de febrero de 2012

Sociedad Antiesclavista Americana

Nadie puede afirmar que las autoridades existentes, en cualquier país sea cual sea, actúen con sus enemigos según la doctrina y el ejemplo de Cristo. Tampoco sus actos pueden ser agradables a Dios. No pueden, por lo tanto, haber sido establecidos por Él, y deben ser destruidas, no por la fuerza, sino por la regeneración moral de los hombres...