La Segunda Guerra
Carlista se disputó sobre todo en Cataluña entre septiembre de 1846 y
mayo de 1849 debido, en teoría, al fracaso de los intentos de casar
a Isabel II con el pretendiente carlista, Carlos Luis de Borbón, que fue
pretendido por distintos sectores moderados de Isabel, singularmente por Jaime
Balmes y Juan Donoso Cortés, y del carlismo. Sin embargo, Isabel II terminó
casándose con su primo Francisco de Asís de Borbón...
El conflicto, cuestionado por muchos historiadores como
guerra definida, produjo levantamientos pololares en distintas zonas de
Cataluña (la Tierra de los Cátaros). Las partidas de Matiners combatieron conjuntamente con partidas de
ideología republicana, en lo que se llamó coalición carlo-progresista.
Batalla del Pasteral en la Guerra de los Matiners en Catañuña |
En Cataluña habían persistido bandas carlistas que no se habían
rendido tras el fin de la
Primera Guerra Carlista, aunque actuaban mucho más como bandoleros o trabucaires que como guerrilleros, a lo que unió la crisis agraria e
industrial de 1846, importante en Cataluña y algunas reformas
impopulares de los gobiernos moderados de Ramón María Narváez como las quintas,
el impuesto de consumos y la introducción de un sistema de propiedad liberal
que contradecía los usos comunales de la tierra.
La crisis de 1846 había sido importante en Cataluña. Por una parte
las comarcas más pobres y dependientes de la agricultura en las zonas de
montaña tenían serias dificultades de suministro de alimentos desde 1840, lo
que obligó a los distintos gobiernos a enviar ayudas económicas, siempre
insuficientes, para paliar el hambre.
En segundo lugar, la crisis que se estaba
gestando en Europa en las actividades industriales incidió especialmente en la
incipiente revolución industrial catalana a partir de 1840 y hasta 1846 con una
disminución de la demanda exterior y la competencia desleal que suponía el
contrabando. En tercer y último lugar, la introducción del sistema de
reclutamiento de quintas privaba a las familias de manos útiles en momentos
especialmente difíciles.
La rebelión comenzó a finales de 1846 en Solsona, cuando se
formaron diversas partidas guerrilleras, que no sobrepasaban los 500 hombres a
comienzos de 1847, y que atacaban fundamentalmente a funcionarios públicos y a
unidades militares. Estas partidas actuaban al modo de las guerrillas y estaban
integradas por grupos poco numerosos de hombres con un cabecilla. Actuaban en
la zona donde tenían su residencia y eran buenos conocedores del terreno…
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