viernes, 8 de agosto de 2014

Vicente Blasco Ibáñez y su Araña

La Araña Negra es el título de una novela escrita en el año 1892, después de algunos años de trabajo, por el valenciano Vicente Blasco Ibáñez, cuando éste tenía 25 años de edad. La obra es considerada una obra folletinesca escrita en su juventud (aunque en realidad no es tal cosa) y más tarde sería repudiada por el propio autor, posiblemente por presiones o instrucciones externas. Blasco Ibánez cursó estudios de derecho en la Universidad de Valencia, esos años perteneció a la tuna y se licenció en 1888 con 21 años, a pesar de que prácticamente no ejerció dicha carrera. Dividió su vida entre la política, el periodismo, la literatura y el amor a las mujeres, de las que era un admirador profundo, tanto de la belleza física como de sus características psicológicas. Su mujer María Blasco, de mismo apellido que el suyo pero de otra familia, tenía una traza varonil y un porte nada femenino exteriormente…

Vicente Blasco Ibánez ingresó con 20 años en la masonería, el día 6 de febrero de 1887, adoptando el nombre simbólico de Danton (en honor de Georges Jacques Danton 1759-1794, abogado francés y líder pragmático radical de la Revolución francesa, quien obtuvo un importante préstamo que le permitió comprar una prestigiosa posición legal y llevar una vida acomodada; cuando comenzó la Revolución francesa en 1789, Danton se introdujo en la política con entusiasmo y pasó a ser el presidente del club de los Cordeliers o Cordeleros, la vanguardia del radicalismo parisino. Sobre él recayeron en 1791 graves sospechas de que aceptaba sobornos de los monárquicos y fue guillotinado por orden de Robespierre en el año 1794).
 
El gran escritor valenciano Vicente Blasco Ibánez

Blasco Ibáñez formó parte de la Logia Unión nº14 de Valencia y posteriormente de la Logia Acacia nº25. Sus manifestaciones políticas se caracterizaron por una oposición a la monarquía con ideales republicanos, manifestando los mismos en el periódico El Pueblo, que fundó en noviembre de 1894. Fue detenido en 1896 y condenado a varios meses de prisión, reinando María Cristina de Habsburgo y Lorena, viuda de Alfonso XII de Borbón.

Curiosamente, en 1898, después de salir de la cárcel, fue publicada su primera obra literaria de gran éxito, La Barraca, donde denunciaba la injusticia social en la huerta valenciana, los campesinos abusados por los señores. Entre los años 1898 y 1907, ocupó escaño en el Congreso de los Diputados representando al partido republicano denominado Unión Republicana, entre el republicanismo unitario y el federalista. Más tarde, por sus discrepancias con el partido, se integró al Partido de Unión Republicana Autonomista.
 
El novelista y republicano valenciano recibió el encargo personal del presidente francés Raymond Poincaré (1913-1920) de escribir una novela sobre la guerra. Y esta fue Los cuatro jinetes del Apocalipsis (1916), reinando Alfonso XIII. La traducción en inglés se publicó en 1918 y tuvo una gran repercusión (libro más vendido en Estados Unidos en 1919 según Publishers Weekly), hasta el punto que en 1921 se realizó la versión en cine (mudo en la época) protagonizada por un novel Rodolfo Valentino.

Definitorios son algunos capítulos de su libro La Araña Negra, como el titulado El gran descubrimiento de la Orden, que advierte sobre la actitud de las mujeres de aquella época y condición: Hoy el catolicismo, educado por nosotros, gusta de la devoción dulce y sólo acude con placer a nuestras iglesias bonitas que parecen un lindo juguete al lado de los templos góticos. Causan muy buena impresión nuestras capillas alumbradas con gas, nuestros órganos con su musiquita ligera y casi bailable y, sobre todo, nuestros predicadores que hablan a un auditorio elegante con la delicadeza de un galán de comedia. Con este sistema de devoción, aristocrático y distinguido, se conquista a la mujer, y quien tiene hoy a las mujeres, querido padre, es dueño ya de todo el mundo.

Y el titulado Una respuesta del doctor Zarzoso, donde califica las leyes y la salud mundiales: Las leyes de hoy son una farsa, pues sólo tratan de cosas que únicamente debían ser de la competencia de los médicos alienistas, y en cambio no se preocupan del porvenir de la humanidad. ¡Ni una sola disposición para fomentar el vigor y la salud de las generaciones venideras! Si estos gobiernos tuvieran sentido común, ordenarían el examen médico antes de todo matrimonio; así se evitarían muchas desgracias y podríamos librarnos de que antes de un par de siglos la humanidad sea un vasto hospital y un gigantesco manicomio...

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