Entre el 29 y el 31 de
agosto de 1897, se celebró en Basilea (Suiza, lugar clave del
protestantismo y sus logias en el siglo XV y XVI) una reunión de poderosos
sionistas: un movimiento, teóricamente judío, auspiciado por muy poderosos personajes, económicante hablando, que quisieron reunir a los judíos en una sola nación...
Tras la caida del Imperio
Otomano a principios del siglo XX, Palestina o Tierra Santa fue utilizada desde entonces como campo de
batalla perpetuo con los palestinos, en venganza por lo sucedido durante los primeros siglos de nuestra era con el
judeocristianismo esenio, espiritualidad que puso en jaque al Imperio
Romano, lo hizo caer y generó la Edad Media.
Desde el siglo XIII,
cuando Jerusalén fue conquistada por
los mamelucos egipcios (ver más detalles sobre ello), hasta el reinado de los turcos otomanos, que comenzó en 1517, la importancia de la ciudad
decreció. Los judíos, musulmanes y cristianos unitarios exiliados del oeste
europeo a finales del siglo XV y principios del XVI, por políticas xenófobas y abusivas, se refugiaron en la Europa oriental y central.
Miles de hispanojudíos o sefarditas emigraron a los territorios europeos del
Imperio otomano porque aún mantenía la política islámica de tolerancia hacia
las Gentes del Libro. A lo largo del siglo XVI
(1500-1600) la cercana Constantinopla se convirtió en el hogar
de la comunidad judía o cristiana unitaria más importante de Europa.
Durante los siglos siguientes, muchos descendientes de estos
judíos o cristianos puros que huían de las persecuciones que sufrían en Europa
volvieron a Jerusalén y a finales del siglo XIX eran parte importante de la población de la ciudad.
La Tierra Santa o Palestina sería ocupada por los ejércitos británicos en 1917. Desde
entonces permanecería bajo control militar europeo para impedir el regreso de
los judíos cristianos y la extensión de la fuerza espiritual emanada de ellos
durante los primeros siglos del cristianismo esenio, fuerza que se extendió por
toda Europa, desde Jerusalén hasta Fisnisterre durante la maravillosa e
irrepetible Edad Media…
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