En el concepto Semana Trágica se engloban una serie de acontecimientos desarrollados en Barcelona y otras ciudades de Cataluña entre el 26 de julio y el 2 de agosto de 1909, con Alfonso XIII como monarca y con Antonio Maura, del Partido Conservador, al frente del gobierno desde el 25 de enero de 1907. En Cataluña, tras la Ley de Jurisdicciones de 1906, se forma bajo el nombre de Solidaridat Catalana una alianza electoral integrada por la Lliga Regionalista, el carlismo y ciertas agrupaciones republicanas que logran una victoria aplastante en las elecciones de 1907, obteniendo 41 de los 44 diputados posibles y desplazando a los partidos dinásticos del poder en Cataluña...
Socialmente, los obreros españoles comienzan a tomar conciencia sindical, o dicho de otro modo, comienzan a ser azuzados por la retórica de elegidos cabecillas sindicalistas, bien pagados y preparados por quienes dominaban la educación de entonces. Así empieza a surgir el movimiento obrero en las zonas industriales y especialmente en Barcelona, donde aparece Solidaridad Obrera, una confederación sindical de socialistas, anarquistas y republicanos que nació como rechazo al acercamiento de Solidaridad Catalana al Partido Conservador de Maura.
El 9 de julio de 1909 los obreros españoles que trabajaban en la construcción de un ferrocarril que uniría Melilla con las minas de Beni Bu Ifrur, propiedad de una sociedad controlada por el conde de Romanones y el marqués de Comillas, fueron atacados por los cabileños de la zona. Este incidente, que constituirá el inicio de la Guerra de Marruecos hasta el año 1927, será utilizado por el Gobierno de Maura para iniciar el reclutamiento de tropas para asegurar el control del protectorado marroquí.
Se ordenó de inmediato la movilización de los reservistas, medida muy mal acogida por las clases populares debido a la legislación de reclutamiento vigente que permitía quedar exento de la incorporación a filas mediante el pago de un canon de 6.000 reales, cantidad que no estaba al alcance del pueblo (el sustento diario de un trabajador ascendía en la época aproximadamente a 10 reales). Además, la mayor parte de los reservistas eran padres de familia, en las que la única fuente de ingresos era el trabajo de éstos.
El domingo 18 de julio, fecha del primer embarque previsto en el puerto de Barcelona, varias aristócratas barcelonesas intentan entregar a los soldados escapularios, medallas y tabaco, lo que provocó tumultos populares que se agravaron cuando llegan noticias de Marruecos sobre las numerosas bajas que se han producido en la zona de conflicto.
En Madrid se acordó llevar a cabo una huelga general para el 2 de agosto, pero en Barcelona, Solidaritat Obrera decidió actuar por sorpresa y fijó un paro de 24 horas para el lunes 26 de julio, el cual degeneraría en esta Semana Trágica Catalana.
El gobernador civil de Barcelona, Ángel Ossorio y Gallardo, dimitió de su cargo por oponerse a la declaración del estado de guerra en la ciudad, siendo sustituido por el abogado valenciano Evaristo Crespo Azorín…
La llegada de noticias de Marruecos sobre el Desastre del Barranco del Lobo, donde perecieron de 200 a 300 reservistas, en su mayor parte del contingente que salió de Barcelona el día 18 de julio, provocó el inicio de la auténtica insurrección con el levantamiento de barricadas en las calles.
La inicial protesta antibelicista se transformó el martes 27 de julio en protesta anticlerical con el incendio de iglesias, conventos y escuelas religiosas. Este giro anticlerical de los amotinados tuvo su causa en varios motivos muy arraigados en el proletariado urbano al ser la Iglesia Católica, a diferencia de los gobernantes o de los empresarios, la institución que estaba más en contacto con el pueblo, lo que dio lugar a fricciones continuas.
Por ejemplo, la educación era impartida en escuelas controladas por la Iglesia y se inculcaba a los hijos de los obreros unos valores contrarios a la causa obrera; o los hospitales e instituciones de beneficencia estaban regentados por religiosos; o el impulso, por parte de la Iglesia, de los denominados sindicatos amarillos, opuestos al sindicalismo anarquista, mayoritario en la ciudad.
Se proclamó el Estado de Guerra en la ciudad y la Ley Marcial, y comenzaron los primeros disparos en la zona de Las Ramblas. El ejército abandonó la actitud pasiva mantenida hasta entonces e hizo que se alteraran aún más los ya alterados ánimos.
Así las cosas, el gobernador Evaristo Crespo Azorín entró en Barcelona el 6 de agosto de 1909, acompañado del general Santiago y sus tropas represivas...
No hay comentarios:
Publicar un comentario