Como intento para recuperar a su perdido hijo y remediarle su
desequilibrio mental, el rey Felipe II nombró a su recuperado hijo Carlos miembro
de su Consejo de Estado en 1564 y pidió
al papa Pío IV (Giovanni Angelo Medici) que tuviera en cuenta el suceso de su
recuperación después del accidente para la futura santificación de fray Diego
de Alcalá, cosa que materializaría el papa Sixto V (Felice Peretti) en 1588...
Carlos tuvo contacto en 1565
con el llamado Lamoral o conde de Egmont, general y gobernador al servicio de
los Austrias, primo de Felipe II por via de su madre la reina Isabel de
Portugal y uno de los cabecillas de las revueltas sucedidas en los Paises Bajos
durante aquellos días. El príncipe acordó con Lamoral trasladarse allí para encabezar
una gran insurrección contra su propio padre Felipe II y, sabedor de sus
desavenencias con la Casa
de Alba, confesó el plan al portugués Ruy Gómez de Silva, príncipe de Éboli,
para valerse de sus servicios; pero el gentilhombre de Felipe II informó con
rapidez a su señor desbaratando las intenciones de su hijo.
Carlos de Austria, el problemático hijo de Felipe II |
Carlos volvió a mantener conversaciones conspiradoras con miembros
de la nobleza flamenca los meses siguientes, se permitió amenazar de muerte a
Fernando Álvarez de Toledo, duque de Alba, y protagonizó nuevos actos
vandálicos que corrieron de boca en boca pasmando oídos. El príncipe pidió
luego a su tío Juan de Austria que lo llevase a Italia para ir desde allí a los
Paises Bajos y comenzar su plan, pero Juan también informó a su hermanastro
Felipe II de las intenciones disidentes de su primogénito.
En abril de 1566, la
nobleza flamenca presentó a Margarita de Austria o de Parma, gobernadora de las
Provincias Unidas o Países Bajos, hija bastarda del emperador Carlos V y
hermanastra de Felipe II, el Compromiso de Breda, reclamando la validación del
culto protestante y el cese de la Inquisición
Hispana , dirigida en esos territorios por el cardenal
católico y borgoñés Antoine Perrenot de Granvelle.
Este contrato fue rechazado
por Felipe II y su corte, complicando una situación social europea que padecía
cese comercial y de sueldos, carencia de alimentos y una gran subida de
precios. La gravedad fue aprovechada por los protestantes calvinistas y
hugonotes para reprochar en sus discursos y panfletos las riquezas e
hipocresías de los jerarcas católicos, acrecentando el odio y el malestar
sentido por la población.
A mediados de agosto de
1566, tras a una repentina subida del precio del pan y otros alimentos
básicos, sucedieron una serie de actos violentos por parte de los protestantes
con la destrucción de monasterios e iglesias católicas y de imágenes e iconos
venerados por su credo. Los disturbios duraron varios meses y provocaron la
movilización de un gran ejército que llegó a Bruselas en agosto de 1567 al mando del gran duque de Alba, Fernando Álvarez de
Toledo y Pimentel. El día 5 de
septiembre, el gran duque de Alba creó allí el Tribunal de los Tumultos,
conocido popularmente como Tribunal de la Sangre , con el fin de apresar y ejecutar a
centenares de disidentes flamencos, confiscar sus propiedades, ocupar sus feudos
y apropiarse de sus bienes.
El día 8 de ese mismo
mes, varios nobles holandeses y protestantes fueron citados por Fernando
Álvarez de Toledo con el pretexto de informarles sobre las decisiones del rey
Felipe II. La argucia del gran duque dio resultado y fueron detenidos Felipe de
Montmorency, conde de Horn, y Lamoral, conde de Egmont. Estos dos altos nobles
flamencos habían servido con eficacia a Felipe II en anteriores conflictos bélicos,
pero serían decapitados en la plaza mayor de Bruselas el 5 de junio de 1568.
El príncipe protestante Guillermo I de Orange-Nassau, antes protegido
y vasallo del emperador Carlos V, huyó a sus territorios de Germania y desde
allí, con la ayuda de sus hermanos, dirigió y financió ejércitos y piratería
contra los intereses de Felipe II, quien lo maldijo y puso un alto precio a su
cabeza, logrando que fuera asesinado el año 1584, en un momento de relativa
calma, por un universitario y fanatizado católico llamado Balthasar Gérard.
Este asesino, orgulloso de su acción, fue ajusticiado con crueldad y finalmente
decapitado. Felipe II otorgó a su familia un título nobiliario y unos pequeños
territorios situados en el Franco Condado (este de Francia).
Gracias a su personal delirio malevolente, en consonancia con el
delirio político armado en los Países Bajos o Provincias Unidas, el príncipe
Carlos de Austria llegó a planear el asesinato de su padre y éste, al
enterarse, ordenó su reclusión e incomunicación en los aposentos de palacio en enero de 1568. Carlos amenazó primero
con suicidarse, luego dejó de comer durante un tiempo, de ahí pasó a comer sin
medida y murió seis meses después con veintitrés años recién cumplidos, a finales
de julio de 1568. Aunque su macabra
biografía no acabaría ahí, como veremos en breve... (sigue)
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