Ramón Berenguer III, cátaro y templario |
Cátaro-cataronia-catalonia-Cataluña, esta es la derivación fonética de la actual Cataluña y la muestra evidente del
significado de su topónimo: la tierra de los cátaros. El vocablo cátaro
proviene del griego katharos y significa bueno, puro, limpio o sencillo. Cátaros
fue el nombre utilizado para citar a muchos grupos heréticos del cristianismo primigenio, un cristianismo inseparable del judaísmo esenio y cuyos grupos alcanzaron una enorme difusión durante toda la Edad Media...
Un libro medieval y escrito en latín - desvelado en la parte completa de este ensayo - llama christicolas
catalanensesque (cristianos cátaros) a Ramón Berenguer III el Grande (conde de
Barcelona y primer soberano templario) y a sus correligionarios. Y al
territorio ocupado por su etnia lo nombra Catalania (Tierra Cátara).
Inspirados por los caballeros hospitalarios y el cristianismo puro o cátaro, en 1118 nueve caballeros francos se presentaron ante el rey de Jerusalén Balduino II. Se dice que le ofrecieron su colaboración para vigilar los caminos y defender a cristianos y peregrinos de los ataques de sarracenos y beduinos, así como de cristianos de la propia Jerusalén dedicados al bandolerismo. Balduino accedió a sus peticiones y les ofreció el Templo del rey Salomón para alojarse.
Prescindiendo de todas las infamias, violaciones, amenazas y diabluras atribuidas al Islam, celebraron sus actos religiosos en la Cúpula de la Roca. Nueve años permanecieron allí dedicados a la meditación y al aprendizaje de la sabiduría, sin enfrentarse ni una sola vez con el enemigo y odiado infiel de la fe católica...
Hombres y mujeres disfrutaban de la misma consideración entre los cátaros. Como continuadores del judeocristianismo esenio, el amor al prójimo incluía la sexualidad sin la obligación matrimonial del catolicismo, con relaciones libres sin promiscuidad o desperdicio, pues conocían las virtudes de la energía sexual bien aprovechada y canalizada. En las comunidades cátaras destacaba un grupo muy especial llamado los perfectos que era cabeza y guía de las comunidades cátaras. Su nombre no indicaba superioridad jerárquica sino perfección espiritual. La palabra perfecto proviene del latín per factum y significa por hecho o a través de lo hecho.
Sus miembros practicaban una vida ascética que conllevaba renunciar a las posesiones materiales, comer una dieta vegetariana, mantener la castidad y sobrevivir gracias a las donaciones comunales. Estos santos desarrollaron dones prodigiosos y, entre otras facultades portentosas, podían provocarse alteraciones mentales que les permitía acceder a otras dimensiones de la realidad y comunicarse con el mundo de lo etéreo, como lo hacían los druidas, los estilitas cristianos y otros oráculos de distintas religiones. Eran considerados continuadores del chamanismo ancestral con forma cristiana y sus ejemplares vidas atraían a personas de toda condición...
Pero el catarismo no sólo mantenía ideas diferentes y contrapuestas al credo romano, su buena organización social se apartó de las explotadoras instituciones feudales, cosa que atrajo a muchas personas más y desestabilizó los señoríos católicos. El trabajo bien hecho o artesano, en el que se ponía el alma sin pensar en compensaciones económicas, era considerado manifestación de Dios y repercutía en el desarrollo espiritual de las personas y en el beneficio comunitario. La sociedad cátara entendía bien que el ocio atrae al diablo, por lo que cada hogar de los suyos disponía de un taller para evitarlo y progresar hacia Dios...
En la región del Languedoc se multiplicaron los talleres de tejido y teñido, conviertiéndola en gran zona pañera de la Edad Media. Estos talleres fueron además focos de la difusión del catarismo y de sus enseñanzas, hasta el punto de que textor (tejedor en latín) o tesseyre (tejedor en occitano) fue sinónimo de cátaro. Muchos cátaros empleaban parte de su tiempo en tejer por la capacidad meditativa que impregna esta ocupación. Ejemplo más reciente de esta práctica es Mahatma Gandhi, cabeza espiritual y política de la India en la primera mitad del siglo XX, una especie de perfecto hindú que fabricaba con rueca su propia ropa...
Las extraordinarias comunidades cátaras se consolidaron entre finales del siglo XII y principios del XIII, al tiempo que nacía y se extendía el maravilloso Arte Gótico, arte del espíritu y luz de sus misterios, que tiene su elemento más representativo en la ojiva, palabra de origen árabe y otra evidente conexión con el mundo islámico...
El papa Inocencio III escribió en marzo de 1208 una carta a todos los obispos y nobles francos, en ella calificaba como peste al cristianismo cátaro y más peligroso que el Islam, perdonaba los pecados de los soldados que lo extirparan, prometía el paraíso a los muertos en batalla y cedía las posesiones conquistadas a los conquistadores supervivientes.
A la cruzada acudieron numerosos mercenarios de todas clases que se pusieron bajo el mando de Arnaud Amalric o Amaury (Arnaldo Amalrico), pariente de los vizcondes de Narbona, ex abad del real monasterio de Santa María de Poblet (Tarragona) abad de Cîteaux y cabeza logística contra el catarismo; y del conde Simón IV de Montfort, noble de familia anglofranca, caracterizado por una extremada crueldad, que sería nombrado por Amalric jefe militar de la expedición… (sigue)
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