Gracias a los aportes militares de Filipo II de Macedonia, padre de Alejandro III el Magno, como la organización de un gran ejército disciplinado compuesto por súbditos y no por mercenarios, y la dotación a la falange griega (grandes cuadros formados por filas de soldados) de la sarissa: una larga pica en torno a los seis metros de longitud que se reutilizaría de nuevo a finales de la Edad Media por soldados suizos y los tercios de los Austrias hispanos, Macedonia se alzó como región dominante del mundo antiguo tras muchas guerras con pueblos del sureste de Europa y de Oriente Próximo...
El macedonio Filipo II contrató como maestro o preceptor de su hijo Alejandro a Aristóteles, erudito y filósofo griego cuyas ideas han tenido una gran influencia en la historia de la ilustración occidental, dejando en él, en los nobles que lo acompañaron y en ideales futuros de alto rango una estrecha relación entre el poder político y el conocimiento intelectual.
Filipo II y su ejército vencieron a las tropas aliadas de Atenas y Tebas en la batalla de Queronea (Beocia), el año 338 a. C., y en vez de humillarlos, estableció en 337 a.C. una federación llamada Liga Helénica o Liga de Corinto por reunirse allí sus representantes, que incluía a todas las polis griegas menos a Esparta, cuyos dirigentes prefirieron quedar al margen, garantizando la autonomía y protección de cada una, y uniéndose para vengar la invasión y profanación persa de los territorios y templos griegos durante las Guerras Médicas en el siglo V a.C., encabezadas por los reyes Darío I y su hijo Jerjes I.
Este mismo año, completando sus afanes políticos, Filipo II se divorció de Olimpia de Epiro, hija del rey Neoptólemo I de Molosia (Epiro) y madre de Alejandro III el Magno, y se casó la primavera de 336 a.C. con una joven llamada Eurídice, hija de Átalo, general y miembro de la corte de Filipo II. Hubo grandes fiestas para la boda, desprotegido y confiado, Filipo fue apuñalado en el teatro de Egas (hoy Vergina) por un miembro de su guardia personal llamado Pausanias de Orestis, pasado a cuchillo mientras huía por varios de sus compañeros fieles a Filipo.
Entre los influyentes personajes que lo querían ver muerto figuran su propio hijo Alejandro, su exmujer Olimpia, el rey persa Darío III Codomano, nobles macedonios adversos y el gran orador, retórico y político ateniense Demóstenes, quien aseguraba que Filipo II de Macedonia era tan peligroso para Grecia como el rey Darío III de Persia. No obstante y pese a lo mucho deducido, no se conocen los implicados en el regicidio.
Alejando III de Macedonia tenía veinte años de edad cuando sustituyó a su padre. Menospreciado por su juventud y poca experiencia, varias polis griegas rompieron sus tratados y se sublevaron contra él ante la satisfacción de Darío III de Persia y sus probables sobornos. Pero el joven rey sorprendió a los griegos: invadió Tesalia con sus tropas y la sometió de nuevo; destruyó Tebas excepto sus templos y la mansión en la que vivió el poeta griego Píndaro (518-438 a.C.), vendiendo luego a los sobrevivientes como esclavos; y obligó a los atenienses a nombrarlo hegemon o gobernante de toda Grecia, como hicieron con su padre.
Finalizada la rebelión griega, Alejandro, con un ejército cercano a los cuarenta mil hombres, puso rumbo a Asia en 334 a.C. En mayo de ese año se disputo la batalla de Gránico (noroeste de Asia Menor), primer encuentro entre los griegos de Alejandro y un ejército persa con varios miles de griegos comandado por Memnón de Rodas, mercenario griego al servicio del sátrapa persa Artabazo II. Venció la batalla de Issos (Turquía) en noviembre de 333 a.C., en la que Darío III Codomano huyó del campo de batalla. Tras varios meses de asedio, conquistó Tiro y Gaza (Fenicia) en 332 a.C.
Ese año, Alejandro III de Macedonia entró en Egipto aplaudido por los egipcios como liberador. Nombrado faraón el mes de noviembre en Menfis, fue adorado como un dios hijo del dios padre Zeus. Por razones comerciales y culturales, Alejandro fundó la ciudad de Alejandría a principios de 331 a.C. en una fértil zona del gran delta del Nilo, a poco más de quinientos kilómetros de Jerusalén. Adjudicó su diseño y proyección al prestigioso arquitecto griego Dinócrates.
Según estudios modernos, el primer día de octubre de 330 a.C. se enfrentaron en la importante batalla de Gaugamela (cerca de Mosul, norte de actual Irak) las tropas griegas con cuarenta y siete mil soldados y el ejército persa con algo más de noventa mil hombres, incluyendo también varios miles de mercenarios griegos. La superioridad numérica persa no impidió que los hetairoi (compañeros) de Alejandro o caballería de la alta aristocracia macedonia, las falanges con sus sarissas o picas de seis metros y la estrategia militar del joven rey hicieran huir de nuevo al rey persa Darío III Codomano antes de que concluyera la batalla.
Darío III buscó refugio y la recomposición de otro ejército en
varias satrapías al tiempo que era perseguido por un destacamento macedonio.
Enterados de su persecución, un grupo de nobles sátrapas atrapó a Darío en
Partia (noroeste de Irán) con intención de utilizarlo para negociar con
Alejandro la independencia de sus satrapías. Éste se enteró y cabalgó con sus
hombres hasta allí para ajusticiar a los rebeldes, pero encontró al rey persa
apuñalado y moribundo. Darío III Codomano, último rey persa de la dinastía
Aqueménida, fue asesinado por orden del noble persa Bessos, sátrapa de Bactroa, adjudicándose
luego el reinado de Persia con el nombre de Artajerjes V.
En la primavera de 329 a.C., Alejandro y sus tropas ocuparon
Bactra, la capital de Bactria (actual Balh de Afganistán). Bessos huyó con sus
soldados, pero la tenaz persecución de los macedonios logró amedrentar a los
persas y algunos nobles subordinados de Bessos lograron arrestarlo y entregarlo
a Ptoloméo I Sóter, general y biógrafo de Alejandro Magno. Siguiendo la ley
persa, Alejandro ordenó cortarle las orejas y la nariz al sátrapa Bessos, y
crucificarlo en el mismo lugar donde encontraron moribundo a Darío III
Codomano.
Después ordenó la ejecución de su general Parmenión y su hijo
Filotas por no estar de acuerdo en seguir conquistando Asia Oriental, asesinó
él mismo de un lanzazo a su lugarteniente Clito el Negro por criticar la
integración de los persas en el ejército macedonio, adoptar sus costumbres y
hacerse adorar como un dios, se casó con la noble persa Roxana, hija de un
noble de Bactria llamado Oxiartes, y comenzó la invasión del subcontinente
Indio.
Invitó a los jefes de la satrapía de Gandhara (norte de Pakistán)
para someterse a él, pero algunos se negaron. Las tribus kamboja, aspasioi y
assakenoi se enfrentaron en varias batallas al ejército alejandrino, ofreciendo
una dura resistencia. Alejandro ordenó numerosas matanzas tras las batallas de
rigor. En una de ellas prometió a los assakenoi salvarles la vida si se
rendían, pero los ejecutó a todos una vez rendidos.
El año 326 a.C., Alejandro cruzó con unos carenta
mil hombres el río Indo y se enfrentó en la batalla del Hidaspes (hoy río
Jhelum, en el Punjab pakistaní) a las tropas del rey Purushottama, que incluían doscientos elefantes de
guerra, aunque la mitad de soldados. La lucha mostrada por los asiáticos
fue feroz, alargando la duración de la contienda a más de siete horas con sus
sangrientos efectos. Purushottama causó una gran impresión en Alejandro por su
valor en el combate y su estatura de dos metros. Por ello le perdonó la vida y
le permitió seguir gobernando como sátrapa bajo su imperio. Ésta fue la última
gran batalla campal en la que participó Alejandro III de Macedonia... (sigue)
Para cuestiones profesionales o editoriales, enviar e-mail
No hay comentarios:
Publicar un comentario