viernes, 11 de noviembre de 2011

Guerra de Independencia Española

Hubo una Desamortización durante la guerra de la Independencia por la administración del rey José I Bonaparte y por los legisladores reunidos en las Cortes de Cádiz (bienes de la Inquisición y reducción a un tercio del número de monasterios y conventos). Supuso el fin teorico-físico de territorios del papado, cambios politicos que van más allá de las apariencias…

La Constitución española de 1812, conocida popularmente como La Pepa, fue promulgada por las Cortes Generales de España el 19 de marzo  de 1812 en Cádiz. La importancia histórica de la misma es grande, al tratarse de la primera Constitución promulgada en España, además de ser una de las más reformadoras de su tiempo. Respecto al origen de su sobrenombre, La Pepa, se debe a que fue promulgada el día de San José.

Cortes de Cádiz, 1812, proclamación de La Pepa, 1ª Constitución

La constitución de 1812 no beneficiaba a los campesinos, pues les quitaba la propiedad jurisdiccional de las tierras que les permitía hacer un uso usufructuario de las mismas, sin perjuicio de los impuestos que tenían que pagar al noble. Por ello, el campesinado apoyó a Fernando VII y posteriormente a su hermano Carlos de Borbón, quien representaba la opción antiliberal.
La Pepa fue redactada por más de 300 diputados elegidos por el decreto de febrero de 1810, que había convocado elecciones tanto en la península como en los territorios americanos y asiáticos, a los que se unieron suplentes elegidos en el mismo Cádiz para cubrir la representación de aquellas provincias de la monarquía ocupadas por las tropas francesas y por los movimientos insurgentes americanos. Todos pertenecientes a la aristocracia y a diversas logias masónicas. De ellos, alrededor de un 40% eran clérigos de alto rango.

Pese a ser declarada como la primera constitución liberal o democrática de la historia contemporánea, La Pepa advierte en su principio: En el nombre de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espítu Santo, autor y supremo legislador de la sociedad, y en su artículo número 12: La religión de la Nación española es y será perpetuamente la católica, apostólica y romana, única verdadera. La Nación la protege por leyes sabias y justas, y prohibe el ejercicio de cualquier otra.

La Revolución Española fue en realidad un calco de la Revolución francesa, algo nada casual, con sus vaivenes y guerras, sus aparentes reformas revolucionarias y sus vueltas al antiguo régimen absolutista, un mareo sangriento para reorganizar el mundo.

Napoleón reconoció y apoyó a Fernando VII como rey de España, quien entró el 22 de marzo de 1814 camino de Valencia con el apoyo general de la población y recibió de un grupo de diputados de confianza del rey el Manifiesto de los Persas, una declaración en favor de la restauración absolutista que no mucho antes agobiaba tanto a los españoles…

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