sábado, 9 de septiembre de 2017

Declaración Universal de los Derechos Humanos: más bueno dicho y malo hecho

La Declaración Universal de los Derechos Humanos (DUDH) es un documento adoptado por la Asamblea General de las Naciones Unidas en su Resolución 217 A (III), el 10 de diciembre de 1948 en París. En sus treinta artículos recoge los derechos humanos considerados básicos. Por la falta de consenso internacional que existía entonces sobre la obligatoriedad proteger y respetar los derechos humanos, el documento no se formalizó como un tratado internacional, obligatorio para los Estados firmantes, y se limitó a una pequeña declaración para ser tomada como un ideal orientativo para la humanidad.

Tres décadas después, supuestamente, se alcanzó un consenso internacional suficiente para establecer la obligatoriedad para los Estados de proteger los derechos humanos del mundo, con los Pactos Internacionales de Derechos Humanos que, junto con sus protocolos opcionales y la DUDH, conforman la Carta Internacional de Derechos Humanos.

Sin embargo, entre el dicho y el hecho siempre hay un gran trecho, y en política e Historia muchísimo más. Si miramos los actos sucedidos antes y después de esta Declaración de Derechos Humanos, veremos que tiene mucho que ver con los Derechos del Hombre dictados durante la Revolución francesa en agosto de 1789. Se puede decir que Los Derechos Humanos de 1948 son hijos de los Derechos del Hombre de 1789. Fueron redactados por personajes de poder, miembros de grupos dirigentes que miran por todo menos por el bien de sus semejantes de más abajo. Es más, sus actos negativos y crueles hacia el pueblo o la masa, como la llaman ellos, son prueba de que no consideran semejantes a las personas de estatus inferior...