La Prehistoria es un periodo humano lleno de incertidumbre y hechos desconocidos para las personas actuales. El motivo es el mal enfoque, el mal estudio y la tergiversación de hechos existenciales de nuestra maravillosa raza, la humana. No existe ningún eslabón perdido, sino desconocido o mal entendido. Los textos gnósticos de Nag Hammadi, puros, sin adulterar y encontrados por unos pastores el año 1945, son la prueba más evidente de nuestra rectificación genética y puesta en funcionamiento después de varios millones de años de evolución natural...
El gran historiador Fernando Díaz-Plaja, en su buen libro Otra Historia de España, explica en su comienzo: Hay, decía un profesor amigo mío, dos periodos históricos que me encanta estudiar, uno es la historia contemporánea, la reciente. El otro, el mundo prehistórico. La razón de este gusto ambivalente es que, en ambos casos, se puede uno permitir el lujo de soltar la imaginación en busca de la verdad, porque lo que ocurrió no está nada claro. En un caso, porque no hay documentos. En otro, porque hay demasiados y, muchas veces, resultan contradictorios.
La verdad es que la escasez de textos no ha enfriado en absoluto el estusiasmo de los prehistoriadores, a los que ha bastado un trozo de sílex para descubrir, con lujo de detalles, la situación social, política y religiosa de nuestros antepasados. Y así resulta que los hombres llevaban grandes clavas, las mujeres largas cabelleras y el romance entre ambos consistía en asestarle un golpe en la cabeza y arrastarla -ella con una curiosa sorisa masoquista- hacia su cueva.
Los caricaturistas de todos los países no dejan nunca de presentar estos detalles, pero su exageración está basada en lo que venerables sabios les han contado. Estos venerables sabios, insisto, son los más imaginativos de todos los científicos del mundo, porque basan sus especulaciones en unos objetos casi siempre en pésimo estado de conservación.
A este comentario de Fernando Díaz-Plaja añadimos el más que revelador de la gran e incansable investigadora ecuatoriana Ruth Amaralis Rodríguez Sotomayor:
Soy investigadora de temas históricos y he dedicado 41 años a estos estudios. Mis trabajos no son teorías o hipótesis que no puedan confirmarse, sino que son la exposición de pruebas reunidas durante largos años de estudios. Se trata de Historia científica, no es historia literaria ni ciencia ficción.
Megalitos de la Tierra enlazan entre sí y con estrellas: perfecta alineación |
La verdad es que la escasez de textos no ha enfriado en absoluto el estusiasmo de los prehistoriadores, a los que ha bastado un trozo de sílex para descubrir, con lujo de detalles, la situación social, política y religiosa de nuestros antepasados. Y así resulta que los hombres llevaban grandes clavas, las mujeres largas cabelleras y el romance entre ambos consistía en asestarle un golpe en la cabeza y arrastarla -ella con una curiosa sorisa masoquista- hacia su cueva.
Los caricaturistas de todos los países no dejan nunca de presentar estos detalles, pero su exageración está basada en lo que venerables sabios les han contado. Estos venerables sabios, insisto, son los más imaginativos de todos los científicos del mundo, porque basan sus especulaciones en unos objetos casi siempre en pésimo estado de conservación.
A este comentario de Fernando Díaz-Plaja añadimos el más que revelador de la gran e incansable investigadora ecuatoriana Ruth Amaralis Rodríguez Sotomayor:
Soy investigadora de temas históricos y he dedicado 41 años a estos estudios. Mis trabajos no son teorías o hipótesis que no puedan confirmarse, sino que son la exposición de pruebas reunidas durante largos años de estudios. Se trata de Historia científica, no es historia literaria ni ciencia ficción.
Mis trabajos así están registrados legalmente, son científicos porque
trabajo con los símbolos registrados en la reliquias arqueológicas, los
clasifico, estudio e interpreto, lo mismo hago con las raíces de los nombres
autóctonos de Preamérica, que están castellanizados, los revitalizo, revalorizo
y así de este modo he descubierto que en esos nombres están ocultos los
orígenes de los pueblos europeos y asiáticos de los cuales hasta el presente se
desconoce su procedencia y no se hace nada para descubrirla.
Lo cual nos lleva
a pensar que existe una verdadera confabulación mundial para ocultar evidencias
sobre la sabiduría y la verdadera antigüedad antediluviana de las naciones
preamericanas, al realizar estas investigaciones he podido comprobar las
migraciones efectuadas a las cuatro regiones del planeta, aproximadamente
12.000 a.C.
Esto se ve confirmado al estudiar los Vedas, donde se encuentra
una información abundante sobre las relaciones de los preamericanos con la
India y los lazos consanguíneos establecidos al casarse las hijas de los reyes
preamericanos con los príncipes y reyes védicos , principales personajes de la
historia de la India.
El chamanismo, la religión pura y su esencia, estaba extendido por todo el globo a través de los chamanes, cuyas prácticas era las mismas o de mucha similitud tanto en Australia, como en América, Europa, Asía y las zonas polares.
El chamanismo, la religión pura y su esencia, estaba extendido por todo el globo a través de los chamanes, cuyas prácticas era las mismas o de mucha similitud tanto en Australia, como en América, Europa, Asía y las zonas polares.
Hay pruebas feacientes de que sus conocimientos sobre geometría, matemática, astronomía, genética, ciencias naturales y espiritualidad, por ejemplo, era extraordinarios.
¿Cómo si no pudieron planear y construir los megalitos que perduran todavía hoy en parajes de toda la Tierra?...
Para saber más sobre el tema:
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