El gentilicio «púnicos» proviene de la antigua palabra
latina «poenici» y ésta derivaría en «punici», nombre utilizado por los romanos
para llamar a los fenicios procedentes de Tiro (sur del Líbano) y a sus
descendientes cartagineses, los habitantes de Cartago o «Ciudad Nueva»,
importante población antigua cuyos restos permanecen aún cerca de la actual
ciudad de Túnez. Durante esta fase de la Historia, Cartago
controlaba con sus numerosas naves gran parte del Mediterráneo occidental...
El poder militar de la Roma republicana destacaba en Itálica y había logrado construir una poderosa flota con la que ansiaba conquistar más territorios. Para hacerse una idea de estas flotas, citaremos que los grandes barcos de guerra griegos, romanos y cartagineses eran los trirremes: con tres filas de remos, originarios de la Jonia griega (costa centro-occidental de Asia Menor) y utilizados desde el siglo VI hasta el I a.C.; y los quinquerremes: una ampliación de los trirremes con cinco filas de remos, empleados entre los siglos IV a.C y el I d.C.
El poder militar de la Roma republicana destacaba en Itálica y había logrado construir una poderosa flota con la que ansiaba conquistar más territorios. Para hacerse una idea de estas flotas, citaremos que los grandes barcos de guerra griegos, romanos y cartagineses eran los trirremes: con tres filas de remos, originarios de la Jonia griega (costa centro-occidental de Asia Menor) y utilizados desde el siglo VI hasta el I a.C.; y los quinquerremes: una ampliación de los trirremes con cinco filas de remos, empleados entre los siglos IV a.C y el I d.C.
Puerto de Cartago en la antigüedad |
El año 289
a.C. un grupo de mercenarios mamertinos que habían
servido en la guardia personal del tirano griego Agatocles de Siracusa (sureste
de Sicilia) hasta su muerte por envenenamiento, sorprendieron a los habitantes
de la polis griega de Mesina (noroeste de Sicilia), ocuparon la ciudad, se
apropiaron de sus tierras y propiedades, mataron a los hombres y esclavizaron a
las mujeres. Desde Mesina atacaron las poblaciones sicilianas sistemáticamente
hasta 270 a.C.,
año en que un nuevo tirano griego de Siracusa, llamado Hierón II, los derrotó
con sus tropas en varias batallas, asediándolos luego en Mesina el año 265 a.C.
Los mamertinos pidieron ayuda a los cartagineses y
éstos mediaron consiguiendo que griegos y mamertinos firmaran un acuerdo
provechoso para Cartago. No contentos, los mamertinos traicionaron a los
cartagineses solicitando ayuda al Senado romano, argumentando una invasión
cartaginesa que no sucedió. La
República romana, temerosa del ampliado poder cartaginés en
Sicilia y de su cercanía a Roma, firmó un acuerdo con los hijos de Marte y
envió un ejército a Mesina, dando comienzo con esta acción a la Primera Guerra
Púnica.
El rey griego Hierón II de Siracusa se alió con los
cartagineses en 264 a.C., creando un ejército conjunto con
un general cartaginés llamado Hannón el
Grande. Estas tropas asediaban a los mercenarios mamertinos y a los
legionarios romanos en Mesina, cuando las tropas de apoyo del cónsul romano
Apio Claudio Ceco cruzaron el estrecho, de Mesina provocaron la retirada del
ejército de Hierón II y su regreso a Siracusa. En 263 a.C., los cónsules anuales Manio
Valerio Máximo Corvino Mesala y Mano
Otacilio Craso conquistaron con sus legiones numerosas ciudades de Sicilia.
Por no serle posible
derrotar a los romanos, Hierón II de Siracusa ofreció someterse a su República
y servir sus intereses con el fin de conservar su polis. Su sometimiento le fue
aceptado tras hacerle pagar una gran cantidad de riquezas y liberar a los
prisioneros de guerra romanos. La donación de buena
parte de los impuestos de su polis y el apoyo de su ejército en guerra contra
los cartagineses y contra los galos, daría a Hierón II premios y honores por
parte de Roma hasta morir nonagenario en 215 a.C.
Los cartagineses prepararon un gran reclutamiento y la
preparación militar de más de cincuenta mil mercenarios. En respuesta, Roma
reunió en Sicilia cuatro legiones, unos cuarenta mil hombres, dirigidas por los
cónsules Quinto Manilio Vítulo y Lucio Postumio Megelo. Con el apoyo de
Siracusa y su rey Hierón II, el ejército romano se dirigió a Agrigento, polis
griega situada en el sur siciliano y aliada de Cartago, cuyo objetivo era
servir de campamento al ejército cartaginés, todavía preparándose en las costas
de África.
Agrigento estaba custodiada por una guarnición
cartaginesa de unos mil quinientos soldados al mando de un noble llamado Aníbal Giscón, en espera de la llegada
del grueso del ejército cartaginés. Pero los romanos llegaron antes, en los
inicios del verano de 262 a.C.,
y Aníbal Giscón se refugió dentro de las murallas de Agrigento junto a sus
tropas y la población de la ciudad con las provisiones que pudo conseguir. Los
legionarios, todavía sin máquinas de asedio, acamparon en las afueras y
cercaron la ciudad para agotar a sus ocupantes por hambre y sed.
Más de seis meses después, comenzado el invierno de
ese mismo año, el ejército cartaginés desembarcó en la cercana polis griega de
Heraclea Minoa. Los más de cincuenta y cinco mil soldados, incluyendo
caballería y elefantes, acamparon muy cerca de las legiones romanas, cuyos
cónsules decidieron no presentar batalla en campo abierto y fortificar su
defensa, mientras mantenían el sitio de Agrigento. El asedio del gran ejército
cartaginés cortó el abastecimiento de suministros desde Siracusa para los
romanos.
La intención de Hannón el Grande, jefe de las tropas
cartaginesas del exterior, era la misma que la de los cónsules romanos con las
tropas cartaginesas asediadas en el interior de las murallas de Agrigento. Tras
más de seis meses de asedio, la situación de Aníbal Giscón y sus mercenarios
era desesperada, por lo que Hannón decidió presentar batalla a los romanos. Las
legiones lograron imponerse a los cartagineses rompiendo su estructura frontal,
provocando la huida de los elefantes y de muchos mercenarios de las siguientes
líneas. Aníbal Giscón logró escapar junto a gran parte de sus hombres. Los romanos se adueñaron de Agrigento y
vendieron como esclavos a los griegos sobrevivientes... (sigue)
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