domingo, 13 de julio de 2003

De Iberia a Hispania

Amilcar Barca consiguió ser nombrado general en jefe del ejército cartaginés por el Consejo de los Cien tras su victoria en la guerra contra los mercenarios, reunió un nuevo ejército el año 237 a.C., desembarcó con él en Gadir (Cádiz), antiguo asentamiento fenicio, y desde allí comenzó la invasión de Iberia...
 
Durante ocho años consolidó los cimientos de una nueva Cartago a partir de las riquezas de los territorios conquistados. Estableció tratados con los pueblos nativos, sacó provecho de los ricos yacimientos mineros y naturales, mejoró las tropas cartaginesas con los aguerridos soldados de la península y de las Íslas Baleares, y dirigió, en compañía de su yerno Asdrúbal el Bello, numerosas batallas con los nativos celtíberos, siendo cruel con los jefes pero benigno con los guerreros capturados para incorporarlos a su ejército. 

Amílcar Barca murió el año 228 a.C. durante el asedio de una ciudad llamada Heliké, cuya ubicación no se sabe con certeza, cuando el jefe íbero-oretano Orissón acudió con sus tropas en ayuda de los sitiados y vencieron a los cartagineses. El Consejo de los Cien concedió entonces el mando del ejército cartaginés en Iberia a Asdrúbal el Bello. Asdrubal fundó la ciudad de Qart Hadasht (Ciudad Nueva) en 227 a.C., luego llamada Cartago Nova por los romanos, asegurando con su establecimiento el control de tierras, yacimientos y costas del sureste peninsular.


Ante el avance de Cartago por Iberia, Roma hizo uso de su diplomacia sin tardanza y el año 226 a.C. las dos repúblicas firmaron un acuerdo conocido como Tratado del Ebro. Según sus cláusulas, este gran río se establecía como frontera entre sus estados, no pudiendo Roma ocupar tierras al sur de sus aguas ni Cartago al norte de las mismas. 

Silio Itálico, orador, poeta y cónsul romano durante el año 68 d.C, cita en su largo poema épico titulado Punica: Se entregaron las riendas del poder a Asdrúbal, quien por entonces esquilmaba con furor desproporcionado las riquezas de los pueblos de Occidente, la nación íbera y los que habitan junto al río Betis. Corazón terrible no exento de una irremediable cólera el de un jefe que disfrutaba mostrando crueldad en su poder. Con su insaciable sed de sangre, creía disparatadamente que ser temido era síntoma de distinción; sólo podía mitigar su locura sanguinaria con castigos nunca vistos. Sin ningún respeto por lo humano o lo divino, mandó crucificar en lo alto de una cruz de madera a Tagus, hombre de arraigada nobleza, aspecto distinguido y probado valor, y, triunfante, exhibió luego ante su pueblo afligido a este rey privado de sepultura… Cuando uno de sus esclavos lo vio colgado de su funesto madero y desfigurado por la muerte, a escondidas blandió la espada preferida de su amo, irrumpió rápidamente en palacio e hirió por dos veces el pecho cruel de Asdrúbal. Los cartagineses montaron en cólera, acentuada entonces por tal pérdida y, como pueblo proclive a la crueldad, lo apresaron y lo sometieron a todo tipo de torturas. No hubo límite para el fuego y el hierro candente, los azotes desgarraban aquí y allá su cuerpo, mutilado con infinitos golpes… Un espectáculo atroz de ver e incluso de contar. Sus tendones cruelmente estirados, se tensaban todo lo que el tormento permitía; cuando perdió toda su sangre, sus huesos calcinados humeaban todavía junto a los miembros consumidos. Pero su ánimo permanecía intacto, aguantaba el dolor, lo despreciaba y, como si fuese simple espectador, reprochaba a los torturadores su agotamiento y con grandes gritos reclamaba también para sí el suplicio de la cruz.

Estos hechos sucedieron el año 221 a.C. y Aníbal Barca, cuñado de Asdrubal el Bello e hijo de Amílcar, de veinticinco años, tomaría el mando del ejército cartaginés. Con Aníbal combatirían también sus hermanos Asdrubal Barca y Magón Barca, los tres fueron instruidos por preceptores griegos en la lengua griega, las hazañas bélicas de Alejandro Magno y sus tácticas de guerra. El historiador romano Tito Livio cuenta que Amílcar Barca inculcó a su hijo Aníbal el odio hacia Roma, sin embargo, los hechos muestran que en realidad fue adiestrado para recuperar el poder político, comercial y marítimo perdido en la primera guerra contra Roma.

Para ello, Aníbal se casó el año 220 a.C. con Himilce, princesa e hija del rey ibero-oretano Mucro de Cástulo (capital de la Oretania), para crear la alianza entre Cástulo y Cartago; y pasó los dos años siguientes conquistando los territorios situados al sur del río Ebro. Ante el creciente poder cartaginés en Iberia, Roma estableció el año 219 a.C. una alianza con Sagunto, poblado situado a más de cien kilómetros al sur del Ebro, y movilizó más de doscientos quinquerremes para combatir a Cartago... (sigue)

Dos excelentes documentales sobre Cartago y su desaparición:
Cartago: el holocausto romano 1

Cartago: el holocausto romano 2

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