lunes, 3 de marzo de 2008

La londinense Compañía de Moscovia

Sebastiano Caboto, veneciano, marino, explorador, cartógrafo e hijo del ya visto páginas atrás Giovanni Caboto o John Cabot, navegó gran parte de su vida para los Austrias de Hispania. Se trasladó a Inglaterra en 1547, cuando el enfermizo rey Eduardo VI, único varón superviviente de Enrique VIII, subió al trono inglés con nueve años de edad. En 1551 y junto a otros aristócratas ingleses, Sebastiano fundó en Londres la Mystery Company of merchants adventurers for the discovery of regions, dominions, islands, and places unknown (Misterio y Compañía de mercaderes aventureros para el descubrimiento de regiones, dominios, islas y sitios desconocidos)...

El gran financiador visible de esta empresa encabezada por el misterio era John Dudley, recién nombrado I duque de Northumberland; los principales navegantes y comerciantes, Richard Chanceller y Hugh Willoughby; y a éstos se añadieron casi doscientos cincuenta financieros que invirtieron capital y medios. El negocio consistía en descubrir una ruta marítima hacia Oriente por los fríos mares del Norte, de Noruega y de Barents para vender los productos de lana confeccionados en Inglaterra.

Compañía de Moscovia, Londres, 1555

Tres barcos mercantes zarparon de Londres en mayo de 1553 y una tormenta separó el barco comandado por Richard Chancellor en el mar de Noruega. Los otros dos, uno de ellos capitaneado por Hugh Willoughby, llegaron hasta la costa occidental de Nueva Zembla (Tierra Nueva), archipiélago del ártico ruso, reconocieron la zona y de regreso a Escandinavia quedaron atrapados en el hielo. Todos los tripulantes fallecieron congelados y serían encotrados el año siguiente por unos pescadores rusos junto al diario de a bordo escrito por Willoughby.

Richard Chancellor y su tripulación tuvieron mejor suerte, llegando en agosto de 1553 al delta del río Dvina, en el mar Blanco, al norte del principado de Moscovia o gran ducado de Moscú, nombre que daban los documentos oficiales rusos a su estado existente entre 1340 y 1547. Allí se ubicaba el monasterio de Nikolo-Korelsky, construido de madera, con una comunidad de monjes ortodoxos y marineros, un gran muelle y una iglesia dedicada a San Nicolás, el patrón de los marinos. Cuando el zar Iván IV Vasílievich el Terrible se enteró de la llegada de los ingleses en su gran barco, invitó a Chancellor a visitar Moscú para celebrar una audiencia.

Richard Chancellor y su comitiva viajaron los mil kilómetros de distancia que había hasta la capital entre hielo y frío. Al llegar, vieron que Moscú era mucho más extensa y poblada que Londres, con sencillas construcciones de madera, donde se resguardaban las gentes entre pobreza y necesidad. El zar Iván el Terrible firmó cartas diplomáticas promentiendo privilegios comerciales a los negociantes, estaba muy interesado en ese negocio por la rivalidad político-comercial que tenía con el reino sueco, la mancomunidad polaco-lituana y el monopolio de la Liga Hanseática.

Los marinos ingleses al mando de Chancellor regresaron a Londres el verano de 1554 y se encontraron con el rey Eduardo VI muerto recientemente de contagiosa tisis o tuberculosis, María I la Sanguinaria en el poder y a John Dudley, duque de Northumberland, recién ejecutado. En febrero de 1555, el violento cambio político hizo que esta compañía protestante cambiara su nombre por el de Marchants adventurers of England, for the discovery of lands, territories, iles, dominions, and seigniories unknowen, and not before that late adventure or enterprise by sea or navigation, commonly frequented (Mercaderes aventureros de Inglaterra, para el descubrimiento de tierras, territorios, islas, dominios y señoríos desconocidos, y no antes de que finalice la aventura o empresa por mar o navegación comúnmente frecuentados).

El larguísimo, rimbombante y explicito título de la logia-empresa se conocería comúnmente como Muscovy Company (Compañía de Moscovia) y sería la primera gran empresa fundada como sociedad anónima: una unión mercantil cuyos magnates participan en el capital social de la empresa a través de títulos o acciones y cuya identidad, capital aportado, ganancias o deudas se ocultan tras el anonimato. Este tipo de grandes negocios florecerían en Inglaterra y el resto de Europa los siglos siguientes... (sigue)

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