martes, 5 de mayo de 2009

Contraataque de la Gran Armada inglesa

Los barcos de la Armada felipista que regresaron a la península se distribuyeron entre los amplios astilleros habidos en San Sebastián, Santander y La Coruña para ser reparados y puestos a punto. Aprovechando el daño causado por los enfrentemientos y las tempestades, Isabel I de Inglaterra y su círculo de elevados próceres y banqueros planearon y financiaron la preparación de una gran flota para atacar y saquear las poblaciones costeras hispanas...

Además, firmaron un pacto político con el rey Antonio I de Portugal, que era pariente de Felipe II por ser su padre Luís de Avis y Trastámara, quien era a su vez hijo de Manuel I de Portugal el Afortunado y de María de Castilla y Aragón, cuarta hija de los Reyes Católicos. El trono portugués lo disputaban varios descendientes de la Dinastía o Casa de Avis y la Armada inglesa tenía también la misión de coronar de nuevo a Antonio I de Portugal, llamado el Prior de Crato, proclamado rey de Portugal en junio de 1580 y derrotado por el gran duque de Alba, Fernando Álvarez de Toledo y Pimentel, en la batalla de Alcántara el mes de agosto siguiente.

María Pita, cuadro de A. Fernández Cersa

En aquel acuerdo, Inglaterra ofrecía su poder militar y a cambio pedía a Antonio de Ávis un tributo anual de trescientos mil ducados de oro y un desembolso inicial de cinco millones; la entrega de las principales guarniciones y fortalezas de Portugal, con el mantenimiento de los soldados ingleses por cuenta de los portugueses; pagas extras añadidas para estos mercenarios y el permiso, durante una docena de días, para saquear las haciendas de los habitantes no portugueses; la incursión de los ingleses en las posesiones portuguesas de África, América y Asia, así como la ocupación de las islas Azores y la cesión de la flota amarrada allí para controlar el comercio marítimo.

Aunque con retraso por problemas en la organización y consumido un tercio de las provisiones por esta circunstancia, la gran escuadra inglesa zarpó del movido puerto de Plymouth el 13 de abril de 1589. La componían más de ciento cincuenta naves, marineros, soldados y oficiales, en total más de veinte mil hombres, de los que diecinueve mil eran ingleses y voluntarios sin la experiencia ni la disciplina necesarias. Entre los mandos de la expedición estaban Francis Drake, John Norreys o Norris, prestigioso militar inglés al mando de las tropas de infantería, y Robert Devereux, II conde de Essex (oeste de Londres) y predilecto de la reina Isabel II, quien no aprobaba la participación de su favorito en aquella arriesgada aventura.

El primer objetivo de la flota inglesa fue La Coruña. El día 4 de mayo, se mantuvo en la lejanía para decidir su táctica y evitar el cañoneo desde la fortaleza de San Antón y los pocos barcos de querra que había fondeados en su puerto. Varios miles de soldados ingleses desembarcaron el día siguiente con cañones en una playa coruñesa fuera del alcance de los del puerto coruñés y de sus naves. Tras el ataque, los hispanos incendiaron un galeón para cubrirse, trasladaron varias galeras al cercano puerto de Betanzos y el resto de tripulantes se resguadó entre la murallas de la ciudad con gran parte de la población.

Dirigidos por John Norreys, los soldados ingleses atacaron y saquearon los días siguientes la parte baja de la ciudad, fuera de la muralla. Luego atacaron la fortaleza de San Antón, sufriendo un duro revés. Los habitantes y soldados de la fortaleza respondieron al ataque con determinación y mataron a cientos de soldados ingleses. En este hecho, la historiografía traída hasta nuestros días destaca la figura heróica de María Mayor Fernández de Cámara y Pita, conocida popularmente como María Pita. Se cuenta que su marido fue asesinado en la batalla y que ella mató después a un alférez inglés atravesándolo con una pica o larga lanza y quitándole el estandarte que llevaba, desmoralizando con ello a la tropa que lo seguía y provocando su retirada. Varios personajes de este acontecimiento bélico fueron premiados por Felipe II, María Pita fue nombrada alférez perpetuo, obteniendo una pensión vitalicia y otros privilegios.

La derrota y la falta de víveres empezaron a dejar huella en los ingleses, aumentando su indisciplina, las epidemias y la deserción de varios barcos con sus tripulantes. En siguiente objetivo era Lisboa para provocar allí la rebelión contra Felipe II y favorecer al rey Antonio I de Ávis. La escuadra inglesa fondeó en Peniche, población costera a setenta y cinco kilómetros de Lisboa, a finales de mayo de 1589. John Norreys desembarcó al mando de unos diez mil soldados y puso rumbo hacia Lisboa, Francis Drake se dirigió hacia allí para atacarla desde el mar... (sigue)

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