sábado, 4 de abril de 2009

Dios salve a la reina... y a sus corsarios

Entre 1567 y 1573, Francis Drake Mylwaye, miembro de la baja nobleza inglesa que llegaría a ser nombrado vicealmirante de la Real Marina Británica y miembro del Parlamento Británico, realizó junto a otros importantes corsarios también británicos, como su primo John Hawkins y su hijo Richard Hawkins, varias expediciones por el océano Atlántico capturando africanos para venderlos como esclavos, asaltando las ciudades hispanas del Caribe y los barcos que desde allí se dirigían a Hispania, para robar sus apreciados cargamentos repletos de plata, oro, especias y otras valiosas mercaderías...

La reina Isabel I de Inglaterra le encomendó organizar y dirigir una larga y belicosa expedición que supondría además la segunda circunnavegación planetaria. En diciembre de 1577, Drake zarpó del puerto de Plymouth (suroeste de Inglaterra) con cuatro naves y alrededor de ciento sesenta hombres. En enero de 1578 se enfrentaron con los portugueses en la Costa de Cabo Verde (Senegal), capturando una de sus naves y a varios de sus tripulantes. En abril llegó a las costas de Brasíl, descendió por la costa sudamericana oriental, se enfrentó con los indios patagones en varias ocasiones y llegó al Estrecho de Magallanes con sólo un barco, la muerte de muchos de sus hombres y el apresamiento de otros como su hermano John Drake.

Francis Drake, señor, ladrón y servidor de reina inglesa Isabel I

El resto de la expedición de Francis Drake ascendió por la costa oeste sudamericana, se detuvo en la Isla Mocha (Chile) para abastecerse y su imposición generó un enfrentamiento con los nativos que produjeron a Francis Drake un mal corte en el rostro. La herida no impidió que Drake y los suyos continuaran ascendiendo por el océano Pacífico y diera orden de cañonear y saquear varios puertos y barcos hispanos en las costas del entonces extenso Virreinato de Perú. Ascendieron hasta las costas que hoy son de Oregón y del norte de California. Escogieron esta zona para crear un puerto secreto donde atracar y abastecerse al iniciarse la primavera de 1579.

Luego la tomaron en nombre de la reina Isabel I de Inglaterra y le pusieron el nombre de Nueva Albión por se éste el más antiguo nombre de Gran Bretaña, dado por Claudio Ptolomeo: astrónomo, matemático, geógrafo, erudito grecoegipcio de la prestigiosa Biblioteca de Alejandría en el siglo II d.C. y descendiente, como la reina egipcia Cleopatra VII, de Ptolomeo I Sóter, general del rey Alejandro III de Macedonia el Magno.


A finales de julio de ese mismo año, el corsario Francis Drake y los suyos zarparon hacia el oeste surcando el océano Pacífico. En noviembre llegaron a las islas de las Especias o Molucas (Indonesia), donde se aprovisionaron y cargaron la nave de especias. Continuaron por el océano Índico hasta el cabo de Buena Esperanza (Sudáfrica), bordearon el litoral africano pasando por la península de Sierra Leona en julio de 1580. Alrededor de sesenta tripulantes retornaron al puerto de Plymouth el día 26 de septiembre cargados de especias y tesoros robados a los hispanos.


Francis Drake fue recibido con honores y vitoreado por ser el primer inglés en dar la vuelta al mundo circunnavegando los mares y el segundo tras el guipuzcoano Juan Sebastián Elcano. El 4 de abril de 1581, fue elevado al rango de Sir (Señor) por la reina Isabel I de Inglaterra en una ceremonia celebrada en el puerto de Deptford, situado en el sureste de Londres y en la ribera sur del río Támesis, dedicándose los cuatro años siguientes a labores señoriales y políticas en Plymouth y el Parlamento Británico.


Ese mismo tiempo tardó la política europea en formar dos importantes alianzas o negociaciones para alimentar la guerra. El Tratado de Nonsuch (en Surrey, Inglaterra), fue firmado el 20 de agosto de 1585 por la reina Isabel I de Inglaterra y máximos representantes de las Provincias Unidas, tres días después de la se ser tomada la ciudad de Amberes, sede económica y administrativa de las diecisiete Provincias Unidas protestantes, por los tercios de los Austrias o Habsburgo al mando del duque Alejandro Farnesio y Habsburgo. Y el Tratado de Joinville (Alto Marne, noreste de Francia), firmado el día 31 de diciembre de 1584 por Felipe II y la Santa Liga católica de París, dirigida por los Medici, los Guisa, el Vaticano y su Compañía o Milicia de Jesús, para combatir los intereses comerciales del protestantismo pseudorreligioso y a punto para iniciar la octava guerra de religión en Francia, ya desmenuzada en capítulo anterior.


Sir Drake retomó la actividad corsaria a mediados de septiembre de 1585, zarpando de Plymouth nuevamente al mando de una flota compuesta por más de veinte naves y dos mil hombres a bordo, con la misión de amedrentar y atacar las costas y los buques en poder de Felipe II de Habsburgo y de su importante círculo de aristócratas y clerigos. Drake tenía cuarenta y dos años y una amplia experiencia como corsario, explorador, comerciante y traficante de esclavos. Las naves inglesas cañonearon primero la ciudad de Vigo (Pontevedra), desembarcaron y robaron las reses  que encontraron. Pero los vigueses contraatacaron todos a una matando a parte de los agresores, apresando a otros y haciendo huir sin reses a los demás.


Ante el fracaso y la alerta de las costas portuguesas, la flota de Drake se dirigió hacia las islas Canarias y saqueó varias carabelas en las islas de La Palma y El Hierro. Los corsarios ingleses bajaron hacia el archipiélago africano de Cabo Verde (frente a Senegal), bombardeando, asaltando e incendiando el poblado de la isla de Santiago. Cruzaron el océano Atlántico y el 1 de enero de 1586 desembarcaron en La Española más de mil hombres que asaltaron y tomaron la población de Santo Domingo.

Francis Drake envió un mensajero hispano con un mensaje a Lima, situada a casi tres mil quinientos kilómetros en línea recta. Allí se encontraba la sede del Virreinato de Perú y el virrey Fernando Torres y Portugal, miembro de la alta nobleza hispana que había llegado a la capital peruana en noviembre de 1585, poco más de un mes. El mensaje enviado por Drake exigía un rescate a las autoridades hispanas a cambio de devolver la saqueada e incendiada ciudad de Santo Domingo. Los corsarios ingleses abandonaron la población y volvieron a embarcarse al recibir el mes siguiente el pago de veinticinco mil ducados de oro... (sigue)

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