martes, 7 de enero de 2003

Germen de Cruzadas y República romana

Magna Grecia fue el nombre dado por los romanos al territorio de la colonización griega, estaba situado en el sur de la península Itálica y en la isla de Sicilia. Los colonos griegos fundaron en estas tierras prósperas y poderosas polis o ciudades-estados que comerciaban y competían con polis griegas occidentales como Mainake (Málaga), Emporion (Ampurias) o Massalia (Marsella), y con las situadas en terrenos de la Grecia originaria...
 
Fue en Magna Grecia, concretamente en la ciudad de Crotona (costa oriental de Calabria), donde el aristócrata griego Pitágoras de Samos (569-475 a.C.) creó una hermandad o logia hermética filosófico-matemática que marcó un cambio y un progreso esencial en Grecia. Pitágoras sabía que la matemática es el lenguaje de Dios expresado en la composición del Cosmos, conocía la metempsicosis o transmigración del alma inmortal de unos seres a otros y utilizaba técnicas ascéticas para el progreso espiritual. Lo que ha llegado hasta nosotros sobre él se lo debemos a intelectuales griegos del siglo III después de Cristo como Diógenes Laercio, Porfirio y Jámblico de Calcis.
Dibujo Pitágoras, Historia de la Filosofía, Thomas Stanley 1660.

Sus partidarios, llamados pitagóricos, lograron el poder político y se extendieron con rapidez por Magna Grecia. En torno al año 508 a. C., la hermandad pitagórica de Crotona fue atacada por soldados al mando de Cylon, otro noble griego de Crotona. Pitágoras pudo escapar y refugiarse en la no lejana ciudad de Metapontium o Metaponto, desapareciendo allí las pistas sobre él. Los ataques contra los pitagóricos continuaron tras la muerte de su maestro y el año 460 a. C. fueron atacados de nuevo, saqueados y quemados sus poblados, asesinados muchos de sus componentes y deshecha su influencia.

Según narra el historiador romano Tito Livio (59 a.C.-17 d.C.) en su Historia de Roma, por esas fechas, el año 509 a. C., fue destronado el último rey romano, el etrusco Lucio Tarquinio, apodado el Soberbio por su despótico reinado y su política colonialista. Tito Livio cuenta que el golpe de estado sucedió cuando su hijo Sexto Tarquinio violó a una hermosa joven patricia llamada Lucrecia y, por el trauma infligido, ésta se suicidó. La muerte de Lucrecia generó una guerra entre clanes y pueblos romanos que llevó a la derrota de Lucio Tarquinio y a su asilio en la ciudad de Cumas, primera colonia griega establecida en Itálica y donde regía entonces otro tirano griego llamado Aristodemo.

El año 496 a. C. murió de viejo Lucio Tarquinio el Soberbio y el 492 a. C. unos embajadores romanos viajaron en barcos hasta Cumas para pedir grano por el hambre sufrida tras guerras y malas cosechas. Aristodemo de Cumas ordenó cargar las naves romanas con toneladas de grano provenientes de sus campesinos y, una vez llenas, requisó las naves justificando con ironía que su precio era equivalente a las propiedades confiscadas por la República romana a Lucio Tarquinio diecisiete años atrás. Los etruscos y otros pueblos itálicos, aliados con aristócratas griegos desterrados por el tirano Lucio Tarquinio, reunieron un ejército, entraron en Cumas y asesinaron a Aristodemo junto a su familia el año 490 a. C.

Con la República, patricios y plebeyos romanos dejaron a un lado sus grandes diferencias y decidieron que las leyes de la ciudad serían permanentes y los edictos tendrían una validez restringida al mandato de cada gobernante. A esto añadieron que el gobierno sería elegido y muy breve, con dos cónsules o magistrados supremos nombrados cada año, y que la misión de legislar correspondería a los senadores (ancianos), los únicos magistrados vitalicios.

Sin embargo, dado su poder y las costrubres de su casta, el Senado quiso despojar de todos sus privilegios al pueblo y éste, en masa, desertó del ejército y amenazó con fundar una nueva ciudad regida por la plebe. Los ricos quedaron en ridículo, sólo con la plana mayor del ejército, y sin los bienes y suministros que les hacían mantener su estatus y buen vivir. Viéndose necesitados de quienes menospreciaban, los patricios cedieron con rapidez y firmaron un nuevo compromiso con el pueblo. De aquí nacieron ayudas para la propiedad y el pago de deudas, se adjudicaron tierras a los campesinos y nació el Tribunado de la Plebe.

La obra jurídica titulada Digesta (en latín) y Pandectas (en griego), publicada el año 533 d.C por el emperador bizantino Justiniano I el Grande, cita: “En aquellos tiempos, habiéndose separado la plebe de los patricios, cerca del año decimoséptimo después de la expulsión de los reyes (492 a.C.) la plebe nombró para sí unos tribunos en el Monte Sacro (Aventino) que fuesen magistrados plebeyos, denominados tribunos porque, en otro tiempo, el pueblo estaba dividido en tres partes y se nombraba uno por cada una, o también porque eran nombrados por sufragios de las tribus”.

El Tribunado se nombró sacrosanto para proteger a los tribunos de la plebe de cualquier daño físico, éstos tendrían el derecho y el deber de ayudar a los plebeyos en sus dificultades, de vetar proyectos de ley, de establecerlos y de intervenir en los abusos de poder ejercidos por los magistrados patricios. Más adelante los tribunos de la plebe obtendrían un poder mucho mayor. Llegarían a aceptarse matrimonios entre miembros de castas distintas y que la plebe tuviera acceso a cargos públicos. Numerosos plebeyos ocuparían cargos de cónsul, la más alta magistratura en la República romana. A partir de entonces se acumularían las conquistas y proezas bélicas de Roma con sus botines... (sigue)

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