viernes, 20 de febrero de 2004

El Censo de Judea

El rey judío Herodes I el Grande, rey de antiguo linaje edomita (Edom, reino colindante con el sur de Judea), era vasallo de Roma con formación y pensamiento griegos. Julio César lo nombró procurador de Judea el año 47 a.C. y Marco Antonio lo designó rey de Judea en el 40 a.C. por ejecutar a todos los integrantes de la estirpe judía de los asmódeos, contraria a sus intereses y a los de Roma. Herodes I el Grande murió en Jerusalén el año 4, nombrando a su hijo Herodes Arquelao como sucesor...
 
Pero el primer emperador César Augusto dividió el reino entre sus hijos Herodes Arquelao, Herodes Antipas y Herodes Filipo, criados en Roma junto a otros aristócratas de Oriente Medio y de otras partes del Imperio. Herodes Arquelao (nacido el 23 a.C.) recibió los reinos de Judea, Idumea o Edom y Samaria, pero su extremada crueldad contra sus súbditos, incluyendo la ejecución de varios cientos de fariseos rebelados, provocó que fuera desterrado por César Augusto a la ciudad de Vienne (la Galia) el año 6. 

Ese mismo año, el legado romano en Siria Publio Sulpicio Quirinio o Quirino se hizo cargo de los territorios y decretó realizar un censo de habitantes y bienes de Judea con intención de establecer impuestos. A este control ofrecieron resistencia armada los zelotes, celosos espirituales enfrentados frecuentemente con fariseos y saduceos por su celo hacia el dinero.

El Censo de Judea en mosaico bizantino, principios siglo XIV

El cronista fariseo Flavio Josefo comenta en el libro XVIII de su obra Antigüedades de los Judíos: Judas, un galileo nacido en el pueblo de Gamala con la adhesión del fariseo Zadoq o Saduc, incitó al pueblo a que se opusiera. El censo, decían, era una servidumbre manifiesta, y exhortaron a la multitud a luchar por la libertad (…). A causa de su predicación, no hubo desgracia que no provocaran, sumiendo al pueblo en infortunios con mucha mayor intensidad de lo que pueda imaginarse: guerras de violencia continua inevitable, pérdidas de amigos que hacían más dolorosas las penas, aumento de los saqueos, muerte de los mejores hombres, todo con el pretexto del bienestar común, pero en realidad con la esperanza del lucro personal (…). Fue tan grande el afán de novedades que llegó a perder a aquellos que fueron sus causantes. Judas y Saduc, que introdujeron entre nosotros la cuarta secta filosófica (los zelotes) y contaron con muchos seguidores, no solamente perturbaron al país con esta sedición, sino que pusieron las raíces de futuros males con un sistema filosófico antes desconocido (…). Sus seguidores imitan a los fariseos, pero aman de tal manera la libertad que la defienden con violencia, considerando que sólo Dios es su gobernante y señor. No les importa que se produzcan muchas muertes o suplicios de parientes y amigos, con tal de no admitir a ningún hombre como amo (…). No temo que mis explicaciones sean puestas en duda, sino que al contrario, temo que mis expresiones den una idea demasiado débil de su gran resistencia y su menosprecio del dolor. Esta locura empezó a manifestarse en nuestro pueblo bajo el gobierno de Gesio Floro (64-66), durante el cual, por los excesos de sus violencias, determinaron rebelarse contra los romanos.

Aunque el fariseo Flavio Josefo data el nacimiento de los zelotes en esos días, este grupo rebelde se llamó así por seguir el ejemplo de Matatías, su hijo Judas Macabeo y sus seguidores macabeos. Matatías era un terrateniente judío que encabezó una rebelión contra Antíoco IV Epífanes (rey griego seleúcida de Siria) el año 167 a.C., por imponer a los judíos el culto al gran dios griego Zeus, cosa que rechazaron con vehemencia por su celo o pasión hacia Dios. El año 142 a.C., los macabeos consiguieron que el rey seleúcida Demetrio II Nicátor les concediera completa independencia política.
  
La palabra sicarium (sicario) se pronunciaba con asiduidad bajo el gobierno de Gesio Floro. Sicario (hombre daga) era un término empleado por los romanos para nombrar a los sublevados judíos que intentaron expulsarlos violentamente junto a sus cómplices judíos de alta alcurnia. Los sicarios eran zelotes, llevaban una daga entre sus vestimentas y apuñalaban a sus víctimas en venganza por la opresión que ajercían hacia su pueblo. Destacaron por su frialdad, crueldad y eficiencia a la hora de perpetrar los asesinatos. Pasado el tiempo, se empezaría a llamar sicarios a los asesinos a sueldo que mataban por encargo.

Entre los doce legendarios apóstoles de Jesús de Nazaret había dos zelotes, uno de ellos sicario, se trata del cananeo Simón el Zelote, que guerreó contra los opresores antes de unirse al grupo de Jesucristo, y de Judas Iscariote (el Sicario), quien traicionó a su maestro y lo entregó al Sanedrín por treinta monedas de plata.

El Evangelio según Mateo 2: 1 apunta: Nacido Jesús en Belén de Judea en tiempo del rey Herodes (el Grande), unos magos que venían del Oriente se presentaron en Jerusalén, diciendo: ¿Dónde está el Rey de los judíos que ha nacido? Pues vimos su estrella en el Oriente y hemos venido a adorarlo. Este texto situa el nacimiento de Jesús unos años antes del censo de Judea.

El Evangelio según Lucas 2: 1-2 coincide este censo con el nacimento de Jesucristo: Sucedió que por aquellos días salió un edicto de César Augusto ordenando que se empadronase todo el mundo. Este primer empadronamiento tuvo lugar siendo gobernador de Siria Cirinio. Iban todos a empadronarse, cada uno a su ciudad. Subió también José desde Galilea, de la ciudad de Nazaret, a Judea, a la ciudad de David, que se llama Belén, por ser él de la casa y familia de David, para empadronarse con María, su esposa, que estaba embarazada. Y sucedió que, mientras ellos estaban allí, se le cumplieron los días de alumbramiento, y dio a luz a su hijo primogénito, lo envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre, porque no tenían sitio en el alojamiento.

El empadronamiento de Quirinio y la rebelión en Judea contra el Imperio romano fue la semilla que haría florecer nuestra era cristiana. Durante el año 525 y por orden del papa Juan I, el erudito y matemático monje de Escitia Menor (hoy Dobruja, Rumanía) llamado Dionisio el Exiguo relacionaría por primera vez el censo o inicio de la Gran Rebelión Judeocristiana con el teórico nacimiento de la figura de Jesucristo... (sigue)

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