El rey judío Herodes I el Grande,
rey de antiguo linaje edomita (Edom, reino colindante con el sur de Judea), era
vasallo de Roma con formación y pensamiento griegos. Julio César lo nombró
procurador de Judea el año 47 a.C.
y Marco Antonio lo designó rey de Judea en el 40 a.C. por ejecutar a todos
los integrantes de la estirpe judía de los asmódeos, contraria a sus intereses
y a los de Roma. Herodes I el Grande murió en Jerusalén el año 4, nombrando a su hijo Herodes Arquelao como sucesor...
Pero el primer emperador César Augusto dividió el reino entre sus
hijos Herodes Arquelao, Herodes Antipas y Herodes Filipo, criados en Roma junto a otros aristócratas de
Oriente Medio y de otras partes del Imperio. Herodes Arquelao (nacido el 23 a.C.) recibió los reinos de Judea, Idumea o
Edom y Samaria, pero su extremada crueldad contra sus súbditos, incluyendo la
ejecución de varios cientos de fariseos rebelados, provocó que fuera desterrado
por César Augusto a la ciudad de Vienne (la Galia) el año
6.
Ese mismo año, el legado romano en Siria Publio Sulpicio
Quirinio o Quirino se hizo cargo de los territorios y decretó realizar un
censo de habitantes y bienes de Judea con intención de establecer impuestos. A
este control ofrecieron resistencia armada los zelotes, celosos espirituales
enfrentados frecuentemente con fariseos y saduceos por su celo hacia el dinero.
El Censo de Judea en mosaico bizantino, principios siglo XIV |
El cronista fariseo Flavio Josefo comenta en el libro XVIII de su obra Antigüedades de los Judíos: Judas, un galileo nacido en el pueblo de Gamala con la adhesión del fariseo Zadoq o Saduc, incitó al pueblo a que se opusiera. El censo, decían, era una servidumbre manifiesta, y exhortaron a la multitud a luchar por la libertad (…). A causa de su predicación, no hubo desgracia que no provocaran, sumiendo al pueblo en infortunios con mucha mayor intensidad de lo que pueda imaginarse: guerras de violencia continua inevitable, pérdidas de amigos que hacían más dolorosas las penas, aumento de los saqueos, muerte de los mejores hombres, todo con el pretexto del bienestar común, pero en realidad con la esperanza del lucro personal (…). Fue tan grande el afán de novedades que llegó a perder a aquellos que fueron sus causantes. Judas y Saduc, que introdujeron entre nosotros la cuarta secta filosófica (los zelotes) y contaron con muchos seguidores, no solamente perturbaron al país con esta sedición, sino que pusieron las raíces de futuros males con un sistema filosófico antes desconocido (…). Sus seguidores imitan a los fariseos, pero aman de tal manera la libertad que la defienden con violencia, considerando que sólo Dios es su gobernante y señor. No les importa que se produzcan muchas muertes o suplicios de parientes y amigos, con tal de no admitir a ningún hombre como amo (…). No temo que mis explicaciones sean puestas en duda, sino que al contrario, temo que mis expresiones den una idea demasiado débil de su gran resistencia y su menosprecio del dolor. Esta locura empezó a manifestarse en nuestro pueblo bajo el gobierno de Gesio Floro (64-66), durante el cual, por los excesos de sus violencias, determinaron rebelarse contra los romanos.
Aunque el fariseo Flavio Josefo data el nacimiento de los zelotes
en esos días, este grupo rebelde se llamó así por seguir el ejemplo de
Matatías, su hijo Judas Macabeo y sus seguidores macabeos. Matatías era un
terrateniente judío que encabezó una rebelión contra Antíoco IV Epífanes (rey
griego seleúcida de Siria) el año 167
a.C., por imponer a los judíos el culto al gran dios
griego Zeus, cosa que rechazaron con vehemencia por su celo o pasión hacia Dios.
El año 142 a.C.,
los macabeos consiguieron que el rey seleúcida Demetrio II Nicátor les concediera
completa independencia política.
La palabra sicarium (sicario) se pronunciaba con asiduidad bajo el
gobierno de Gesio Floro. Sicario (hombre daga) era un término empleado por los
romanos para nombrar a los sublevados judíos que intentaron expulsarlos
violentamente junto a sus cómplices judíos de alta alcurnia. Los sicarios eran
zelotes, llevaban una daga entre sus vestimentas y apuñalaban a sus víctimas en
venganza por la opresión que ajercían hacia su pueblo. Destacaron por su
frialdad, crueldad y eficiencia a la hora de perpetrar los asesinatos. Pasado
el tiempo, se empezaría a llamar sicarios a los asesinos a sueldo que mataban
por encargo.
Entre los doce legendarios apóstoles de Jesús de Nazaret había dos
zelotes, uno de ellos sicario, se trata del cananeo Simón el Zelote, que
guerreó contra los opresores antes de unirse al grupo de Jesucristo, y de Judas
Iscariote (el Sicario), quien traicionó a su maestro y lo entregó al Sanedrín
por treinta monedas de plata.
El Evangelio según Mateo 2: 1 apunta: Nacido Jesús en Belén de
Judea en tiempo del rey Herodes (el Grande), unos magos que venían del Oriente
se presentaron en Jerusalén, diciendo: ¿Dónde está el Rey de los judíos que ha
nacido? Pues vimos su estrella en el Oriente y hemos venido a adorarlo. Este
texto situa el nacimiento de Jesús unos años antes del censo de Judea.
El Evangelio según Lucas 2: 1-2 coincide este censo con el
nacimento de Jesucristo: Sucedió que por aquellos días salió un edicto de
César Augusto ordenando que se empadronase todo el mundo. Este primer
empadronamiento tuvo lugar siendo gobernador de Siria Cirinio. Iban todos a
empadronarse, cada uno a su ciudad. Subió también José desde Galilea, de la
ciudad de Nazaret, a Judea, a la ciudad de David, que se llama Belén, por ser
él de la casa y familia de David, para empadronarse con María, su esposa, que
estaba embarazada. Y sucedió que, mientras ellos estaban allí, se le cumplieron
los días de alumbramiento, y dio a luz a su hijo primogénito, lo envolvió en
pañales y lo acostó en un pesebre, porque no tenían sitio en el alojamiento.
El empadronamiento de Quirinio y la rebelión
en Judea contra el Imperio romano fue la semilla que haría florecer nuestra era cristiana. Durante
el año 525 y por orden del papa Juan I, el erudito y matemático monje de
Escitia Menor (hoy Dobruja, Rumanía) llamado Dionisio el Exiguo relacionaría
por primera vez el censo o inicio de la Gran Rebelión
Judeocristiana con el teórico nacimiento de la figura de Jesucristo... (sigue)
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