lunes, 17 de noviembre de 2003

Germania y el bosque de Teutoburgo

La información que tenemos hoy sobre los antiguos germanos procede de escritores como el griego Dion Casio y el romano Publio Cornelio Tácito. Sus narraciones se basaron en los testimonios de legionarios que regresaban de las campañas en Germania. En esta parte de la cartografía europea trazada por los romanos había docenas de tribus que guerreaban entre sí habitualmente y cuyos jefes de clan se odiaban a muerte. Durante los periodos de paz vivían aisladas unas de otras en pequeños poblados nómadas, compuestos por pocas familias que convivían con sus animales bajo el mismo techo...
 
Estos poblados se encontraban entre bosques espesos y difícilmente transitables, repletos de árboles, ciénagas, frío y humedad. Un mapa dificultoso e inadecuado para aplicar la logística y las tácticas militares romanas. Roma tenía alrededor de un millón de habitantes al comienzo de nuestra era y, tras varios siglos construyendo ciudades, vías de comunicación, acueductos y una gran flota naval con miles de navíos, los romanos habían dejado casi sin bosques la península Itálica y el contraste con Germania era extremo. Pese a las malas condiciones, las legiones asentadas a orillas del río Rin realizaron constantes incursiones antes de Cristo y lograron ocupar los territorios de varias tribus germánicas. Unas eligieron revelarse, y otras aliarse para vivir bajo la ley y el orden romanos.

Para asegurarse el sometimiento de los belicosos pueblos germanos, los dirigentes romanos separaron a los niños aristócratas de sus familias y los llevaron a Roma para adiestrarlos en su ejército. Así cumplían dos objetivos: retenerlos como rehenes para suavizar el carácter de sus progenitores y, hechos adultos, utilizarlos para representar el poder del Imperio en Germania. Los queruscos fueron uno de los pueblos sometidos por esta táctica. Los legionarios se llevaron a varios hijos de sus nobles y el que más destacó fue uno llamado Arminio por los romanos y Hermann (hombre de guerra o guerrero) por los germánicos.
 
Monumento a Arminio o Hermann en el bosque de Teutoburgo

 Arminio llegó a Roma con nueve o diez años, el año 7 ó 6 a.C. Después de aprender sus tácticas militares y políticas, y combatir con éxito en varios frentes, regresó a Germania el año 7 d.C., acompañando al general y gobernador Publio Quintilio Varo, pariente del emperador Octavio Augusto, elegido por él para el control de Germania. Durante los quince años en que Arminio había obtenido la ciudadanía romana y el grado de capitán al mando de la unidad de caballería Auxilia (formada por mercenarios germanos de origen noble), los soldados romanos habían construido a orillas del río Weser (a unos doscientos kilómetros al noroeste del Rin) otra gran base militar para el asentamiento en verano de tres legiones y personal civil.

Las legiones destacadas en Germania eran la XVII, la XVIII y la XIX, con unos veinte mil soldados. Como sucedía en Hispania y otras provincias en conquista, con ellas iban grandes cantidades de material, personal de intendencia y civiles con sus familias: herreros, carpinteros, mercaderes, recaudadores de impuestos, etcétera. Pese a lo logrado años antes, la mayor parte de las tribus germanas continuaban viviendo igual, al margen del control imperial. Las que pactaron eran sangradas por el sistema tributario impuesto por Publio Quintilio Varo, que les quitaba sus pocas pertenencias y reservas alimentarias para sobrevivir. Estas tribus robaban por necesidad lo que era suyo y muchos fueron capturados, juzgados, crucificados y sus aldeas quemadas.  

Ante esta situación, Arminio continuó con sus obligaciones como oficial romano de caballería y, a la vez, reunió a numerosas tribus germánicas para luchar juntas contra las tropas legionarias. Esta doble jugada del aristócrata romano-germánico Arminio tuvo su desenlace en el bosque de Teutoburgo. En septiembre del año 9 d.C., las legiones XVII, XVIII y XIX, junto a la población civil y la intendencia que los acompañaba, recogieron el campamento de verano junto al río Weser y marcharon hacia el de invierno a la vera del Rin. Cuando las tres legiones penetraron en el bosque de Teutoburgo, los germanos, bien organizados, atacaron por sorpresa y en grupos de guerrilla distintos puntos de la larga fila romana, dividiéndola y confundiéndola.
 
Entre la espesura, hostigaron sin descanso a los soldados imperiales, asesinándolos, mutilándolos y saqueándolos sin piedad. Más de tres cuartas partes de ellos murieron en aquel bosque, los pocos miles que lograron salir de él fueron rodeados en la llanura y rematados por otros grupos germánicos que los esperaban. Uno de los que salió era el gobernador Publio Quintilio Varo, quien prefirió suicidarse en el campo de batalla a morir a manos de los germanos... (sigue)

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