Por su parte, Guido o Guy de Borgoña, quinto hijo del conde
Guillermo de Borgoña, fue arzobispo de Viena y abad del Monasterio de Cluny.
Tras el corto pontificado de Gelasio II, de apenas un año, los cardenales
cluniacenses se reunieron en Cluny el día 1 de febrero de 1119 y lo eligieron papa con el nombre de Calixto II. No tardó
Calixto en convocar un concilio en Reims para condenar la investidura de papas
por los nobles laicos y para excomulgar después a Enrique V del Sacro Imperio
Romano junto al antipapa elegido por éste, Gregorio VIII. Con Enrique acordó
una tregua, pero a su rival papal no tuvo reparos en encarcelarlo, despojarlo
de sus vestiduras papales, exhibirlo por las calles de Roma como un animal para
recibir la burla de sus gentes y dejarlo morir poco después en la reclusión de
un monasterio....
Calixto II era asimismo hermano de Raimundo de Borgoña, conde
franco de Galicia casado con doña Urraca, hija de Alfonso VI, y tío del
siguiente rey castellano-leonés Alfonso VII el Emperador. Aprovechando la
guerra que disputaban Alfonso I de Aragón y Urraca I de Castilla y León, el
papa Calixto II favoreció a los nobles gallegos y en 1120 acordó con Diego II Gelmírez la acumulación de privilegios y
honores para Compostela, ciudad que elevó al rango de diócesis arzobispal con
el nombre de Santiago. El arzobispo Gelmírez, dueño de la ciudad, utilizó sus
influencias para que Roma reconociera a Alfonso Raimúndez como rey de Galicia.
Este Alfonso era hijo de Raimundo de Borgoña y sobrino del papa Calixto II,
cuando se casó su madre Urraca I por segunda vez con el rey Alfonso I el
Batallador, fue perjudicado en sus derechos sucesorios al trono de Castilla y
León.
Por aquellas fechas y bajo la atenta supervisión del papa Calixto
II se elaboró el Liber Sancti Jacobi, también llamado Codex Calixtinus. Esta
obra consta de cinco partes: la primera son sermones y liturgia de Santiago
apóstol, la segunda narra veintidós milagros del apóstol en Europa, la tercera
el traslado de su cadáver a Compostela, la cuarta describe la expedición a
Hispania de Carlomagno para liberar de sarracenos la ruta jacobea y, como
quinta y última, el Liber Peregrinationis (Libro de las Peregrinaciones).
En la marcha bélica de Carlomagno de la cuarta parte aparece el
primo de Carlomango, conde y santo Guillermo I de Tolosa (Aquitania), quien
luchó contra los sarracenos y antes de morir en 812 se hizo monje. Este personaje
era antepasado del duque Guillermo IX de Aquitania y de su hijo Guillermo X.
Guillermo IX fue excomulgado en varias ocasiones por la Iglesia, sus trovas
motivaron la maldición vaticana. Como los esenios en su Apocalipsis, utilizando
el símbolo de la ramera babilónica para referirse a los sacerdotes judíos,
Guillermo IX utilizó la metáfora para describir las actitudes de la cúpula
vaticana. A la Iglesia
la compara con una yegua que si no puede tener un corcel (caballo muy alto y
ligero) se conformará con un palafrén (caballo manso montado por damas), y se
burla de sus prédicas como en estos versos: Con la dulzura de la primavera /
bullen los bosques y los pájaros cantan / cada uno en su latín / según el ritmo
del nuevo canto: / así conviene que cada uno se regocije / en lo que más desea.
Guillermo X se unió y protegió a los cátaros, un romance carolingio que lo llama
Gaiferos de Mormaltán, relata su peregrinación a Compostela en 1137 y su muerte
simbólica al llegar a su catedral.
Como parte de la propaganda diseñada para atraer emociones y
encauzar voluntades, durante estos años del siglo XII los monjes amanuenses de
Cluny crearon también el poema épico carolingio La Canción del Roldán,
leyenda protagonizada por un supuesto sobrino de Carlomagno en su lucha contra
los musulmanes hispanos el año 778, donde muere como un héroe bajo espada de la
morisma.
El Códice Calixtino tuvo un último revisor que fue el responsable
de su forma y contenido finales. Los apuntes historiográficos señalan al
clérigo franco Aimeric Picaud, canciller de Calixto II, como encargado y
redactor de la mayor parte de sus párrafos. El prólogo epistolar del Liber
Sancti Jacobi, escrito al parecer por Calixto II, delata en latín a Aimericus
Picaudus y a su compañera Gilberta Flandrensis como dos de los mensajeros que
llevaron esta obra literaria a Santiago de Compostela. Según el texto
calixtino, los primeros peregrinos recorrían cinco rutas principales que
llevaban a los Pirineos desde el centro de Francia, para hacerse dos en
Roncesvalles y el Puerto de Somport, y luego uno solo hasta Santiago en Puente la Reina.
Este recorrido descrito por Aimeric en la quinta parte del Códice se
conoce como Camino Francés, su interior detalla los supuestos milagros y la
vida del apóstol Santiago y describe las zonas por las que pasa, incluyendo una
subjetiva visión de costumbres, caracteres, peligros y abusos de sus gentes.
Con la pormenorizada descripción de esta guía y su edición por el mundo
católico de sermón en sermón, se fue pasando de un Camino iniciático de
filosofía cátara con distintas alternativas, a uno preestablecido con calzadas
más accesibles, puentes para salvar ríos, templos aderezados con milagros
fantásticos para el consuelo emocional de los creyentes y una lista de
albergues y hospitales en monasterios dirigidos por benedictinos cluniacenses... (sigue)
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