Como sucedía en muchas partes de Europa durante el siglo XV, gran
parte del campesinado hispano soportaba la presión fiscal y señorial de la Iglesia , los nobles y sus
soldados. En 1431 ya se había producido en Galicia la Primera Guerra Irmandiña o de
las Hermandades. Los irmandiños eran gentes trabajadoras de campo y ciudad que
se habían reunido en hermandades para defender sus intereses ante los acosos y abusos
de las clases señoriales...
Movimientos de tropas señoriales, 2ª Guerra Irmandiña |
Otro tanto pasaba en el Reino de Aragón. Para evitar que los
campesinos y sus familias emigraran a otros lugares, los señores impusieron
allí un sistema de vinculación a las tierras trabajadas junto a cargas fiscales
y abusos, obligaciones llamadas Malos Usos por sus pagadores o víctimas, como quedarse
con buena parte del patrimonio del campesino si no dejaba testamento o
descendencia, agravios sexuales hacia las mujeres campesinas y pagos o
compensaciones que debían hacer agricultores y granjeros cuando querían
abandonar las tierras señoriales.
Esta última imposición era llamada remença
(redención) en Aragón y dio lugar a la Primera Guerra de
los Remensas (1462-1472), en la que los nobles lucharon contra el campesinado y
contra el ejército del rey franco Juan II de Aragón y Navarra que los apoyaba.
En la Hispania
de aquellos días los enlaces matrimoniales seguían uniendo reinos y los hijos
ilegítimos de los reyes fundaban dinastías propias que ansiaban su parte. Los
Reyes Católicos tenían en sus linajes las dos facetas. Fernando e Isabel eran
parientes, bisabuelo de los dos fue Juan I de Castilla, que era hijo de Enrique
II de Castilla, y éste a su vez hijo bastardo de Alfonso XI el Justiciero y
primer rey castellano de la Casa
de Trastámara.
Por otro lado, la madre de Fernando I de Aragón fue la segunda
esposa de Juan II de Aragón y Navarra, se llamaba Juana Enríquez y era hija de
Fadrique Enríquez de Mendoza (almirante de Castilla), y Mariana Fernández de
Córdoba y Ayala. Fadrique Enríquez, abuelo
materno de Fernando I era hijo de Alfonso Enríquez, primer almirante de
Castilla y marido de la judía aristócrata Paloma bat Gedaliah, tatarabuela de
Fernando el Católico e hija de Shlomo Ha-Zaken ben David, descendiente de judíos
poderosos cautivos en Babilonia durante el reinado de Nabucodonosor II el
Grande en el siglo VI antes de Cristo.
Esta pareja descendiente de la Casa de Trastámara no fue sólo un nuevo
matrimonio endogámico y regio de sangres aristocráticas goda y judía. Isabel I
tenía un carácter masculino, diferente al de las demás mujeres de su época.
Durante toda su vida estuvo rodeada de hombres que obedecían sus órdenes y fue
centro de atención política en Hispania durante el Renacimiento. Su madre era
la segunda esposa de Juan II de Castilla, Isabel de Portugal, hija del infante
Juan y nieta del rey portugués Juan I el Grande. El reinado de Juan II de
Castilla fue un continuo enfrentamiento armado entre su monarquía, los nobles
castellanos y los aragoneses. Al morir éste en 1454, sus herederos continuaron
la disputa con mayor saña.
En principio destacó la lucha entre seguidores de los infantes
Enrique y Alfonso, hijos del rey y su primera esposa María de Aragón, que acabó
con la muerte de Alfonso el año 1468 en extrañas circunstancias. Enrique IV de
Castilla acabó doblegándose ante las amenazas de los nobles y reconoció como
heredera del reino a su hermana Isabel en la engañosa Concordia de los Toros de
Guisando, celebrada en septiembre de ese mismo año. Isabel I de Castilla se
casó en octubre de 1479 con Fernando II de Aragón, ella con dieciocho años y el
con uno menos, estableciendo la comunión de intereses políticos entre sus dos
monarquías con una política implacable.
El año 1475 comenzó la
Guerra de Sucesión Castellana entre los partidarios de Isabel
I y los de Juana de Castilla. A Juana, hija de Juana de Portugal, se la apodó la Beltraneja por
rumorearse que era hija de Beltrán de la Cueva , noble y mano derecha de rey Enrique IV de
Castilla, pero las habladurías no impidieron que fuera reconocida como legítima
y nombrada heredera por Enrique. Sin embargo, en 1479 Fernando II subió al trono de Aragón al morir su padre Juan
II, el doblado poder monárquico de Isabel y Fernando doblegó a la nobleza, Juana
se vio obligada a renunciar al trono castellano a sus dieciséis años de edad y la Guerra de Sucesión
Castellana llegó a su fin con la firma del Tratado de Alcáçovas (Portugal).
Este pacto, firmado por Fernando e Isabel con el rey portugués Alfonso V el
Africano, que apoyó en esta guerra a su sobrina y segunda esposa Juana la Beltraneja , definió de
momento los límites en la navegación atlántica de Portugal y Castilla. Como
veremos más adelante, el regreso de Cristóbal Colón en 1493 de su primer viaje
atlántico volvería a abrir este conflicto...
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