Tal era la seguridad de Isabel I de Castilla, Fernando II de
Aragón y sus influyentes consejeros respecto a la misión encomendada a
Cristóbal Colón que el día 17 de abril
de 1492 firmaron las Capitulaciones de Santa Fe, el campamento utilizado
para conquistar Granada meses atrás. Este singular e inusual convenio de dos
páginas entre un misterioso particular y los dominantes Reyes Católicos revela
dos asuntos fundamentales: las garantías de éxito pretendidas y un conocimiento
de Colón sobre esas tierras allende los mares mayor y más exacto del que se
asegura...
Su encabezamiento, escrito entre paréntesis, dice en castellano de
esos días: Las cosas suplicadas e que Vuestras Altezas dan e otorgan a don
Cristóval de Colón, en alguna satisfacción de lo que ha descubierto en las
Mares Oceanas y del viage que agora, con el ayuda de Dios, ha de facer por
ellas en servicio de Vuestras Altezas, son las que siguen:… Los siguientes
párrafos aluden las recompensas otorgadas por los monarcas al aventurero para
todo lo que descubra o gane: el oficio vitalicio y hereditario de Almirante,
los de virrey y gobernador, la décima parte de las ganancias que consiga de su
almirantazgo, el de juez y legislador para resolver los pleitos ocasionados en
las nuevas tierras, y el privilegio de participar en la octava parte de los
gastos de cualquier armada recibiendo a cambio la octava parte de sus
beneficios.
Nada más cumplir el plazo ampliado del Decreto de Expulsión de los
judíos de todos los territorios de las Coronas de Castilla y Aragón, Cristóbal
Colón zarpó la madrugada del 3 de agosto
con tres buques, pertrechos, tripulación y la misión de cruzar el Atlántico
hacia las costas de otro continente. Con la conquista de Constantinopla en 1453
y su dominio añadido de lo que hoy es Albania, Bosnia, Grecia, Serbia y la
mayor parte de las tierras que rodean el Mar Negro, los turcos otomanos
cortaron a los mercaderes católicos el comercio con Oriente a través de la Ruta de la Seda , recorrida con resultados
provechosos por Nicolás, Mateo y Marco Polo junto a monjes franciscanos en la
segunda mitad del siglo XIII. Este cierre hizo buscar otras vías marítimas a
los inquietos conquistadores del oeste europeo.
Amerigo Vespucci, América lleva su nombre |
El continente que primero sería llamado Indias Occidentales, por
su orientación comercial, y luego América, por el banquero, comerciante y
cosmógrafo Amerigo Vespucci o Américo Vespucio, ya era conocido por fenicios,
persas, vikingos (pueblos germanos de Escandinavia posteriores al siglo IX),
celtas, bretones, vascos, templarios, islamitas andalusíes y africanos, así
como por el príncipe portugués Enrique el Navegante (1394-1460), gran maestre
de la Orden de
Cristo (sucesora de la Orden
de los Templarios en Portugal desde 1319) en íntimo contacto con sabios
islámicos y judíos, y tercer hijo de Juan I el Grande de Portugal y de Felipa
de Lancaster, nieta del rey de la
Casa de Anjou Eduardo III de Inglaterra.
Bajo la batuta de Enrique el Navegante se creó en el sureño cabo
de San Vicente, conocido por los romanos como Promontorium Sacrum (Colina
Sagrada), un centro de estudio y una escuela de navegación. En la cercana
población de Sagres fue diseñada la carabela, nave resistente y ligera muy
utilizada en posteriores colonizaciones y transacciones comerciales alrededor
del mundo por marinos y militares aragoneses, castellanos y portugueses.
Otra prueba de esta afirmación es un corsario otomano llamado Piri
Reis que, gracias a dejar encallada e inutilizada la nave de la que era
responsable, acabó decapitado el año 1554 por orden del sultán Suleymán o Solimán
I el Magnífico. Piri Reis (Eminente Señor en turco) dibujó el año 1513 unos
interesantes mapas que incluian las costas de Sudamérica, la cadena montañosa
de los Andes y el continente de la
Antártida sin los hielos que la recubren desde hace siglos.
El litoral sudamericano y la cordillera andina empezaban a ser explorados por
hispanos renacentistas durante esos días y los contornos antárticos cálidos
diferían miles de años de su actual etapa glacial.
Estos planos cartográficos fragmentados se hallaban almacenados en
el Palacio Museo Topkapi de Estambul, residencia oficial de los sultanes del
Imperio Otomano desde 1465 hasta 1853. El sultanato otomano de Turquía fue
abolido el año 1923, el director de los museos nacionales de la nueva república
turca, Malil Edhem, ordenó en 1929 el inventario y clasificación de todo lo que
contenía el palacio para hacerlo museo. En ese censo se descubrieron los dos
fragmentos de mapamundis dibujados por Piri Reis. Dichos fragmentos fueron
estudiados por miembros de la
Universidad de New Hampshire (Nueva Inglaterra, Estados
Unidos) y demuestran que este marino y militar otomano los copió de otros mapas
antiguos trazados antes de Cristo, documentos que se conservaban en la Biblioteca de
Alejandría.
Con el nuevo nombre de Alejandro VI, Rodrigo de Borja fue elegido
papa el día 11 de agosto de 1492
tras el cónclave celebrado en la Capilla
Sixtina del Vaticano, pocos días después de la marcha de
Cristóbal Colón hacia el Nuevo Mundo. Este destacado miembro de la familia Borja
tuvo varios hijos con mujeres desconocidas (entre los que estaba Pedro Luis),
cuatro con la condesa Vanozza Cattanei (Juan, César, Lucrecia y Jofré o
Godofredo) y alguno más con Julia de Farnesio, pariente del papa Pablo III (Alejandro
de Farnesio), del duque de Parma también llamado Alejandro de Farnesio y de la
reina de España Isabel de Farnesio, entre otros personajes ilustres... (sigue)
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