viernes, 7 de julio de 2006

El Padre Putas y un dominico florentino casi cátaro

Giannotto o Juanoto Berardi, el más influyente comerciante florentino en Andalucía al servicio de los Medici, murió al finalizar el año 1495 y Amerigo Vespuccio se hizo cargo de los negocios florentinos en tierras sevillanas. Las guerras y los padecimientos de los hombres llevados por Cristóbal Colón en sus viajes llevaron hasta el Viejo Mundo comentarios despectivos sobre el Nuevo Mundo y llenaron los puertos y poblaciones de Hispania con su mala propaganda...
 
El 11 de junio de 1496, el almirante desembarcó en Cádiz, se encontró con aquel negativo panorama sobre su aventura, dramática situación que nunca abandonaría su suerte, y conversó ampliamente con Amerigo Vespuccio sobres sus descubrimientos e incidencias.

Siguiendo el plan católico trazado para perjudicar al reino franco y robustecer las relaciones con el Sacro Imperio Romano Germánico, Isabel I de Castilla y Fernando II de Aragón casaron a su tercera hija  Juana I de Castilla, llamada la Loca, con el que sería Felipe I de Castilla, el Hermoso, archiduque austriaco de la Casa de Habsburgo e hijo del emperador germano Maximiliano I. La boda se celebró el 20 de octubre de 1496 en la ciudad de Lier o Lierre (Bélgica).

Lier (Bélgica) hoy, en esta ciudad se casó Juana la Loca

De este matrimonio nacieron seis hijos, cuyo primer varón sería más adelante el emperador Carlos V del Sacro Imperio, así como unos celos en Juana hacia su marido que la llevaron a un grave desequilibrio mental, cuyos trágicos detalles veremos más adelante.

Por sus labores en beneficio del catolicismo (con los enlaces matrimoniales de sus hijos y demás manejos políticos ya hechos o por venir) y hecha la correspondiente consulta a sus consejeros más cercanos (los influyentes cardenales Jorge da Costa de Lisboa, Oliverio Caraffa de Nápoles y Francesco Piccolomini de Siena), el papa valenciano Alejandro VI concedió a Fernando II de Aragón y a Isabel I de Castilla el título de Reyes Católicos mediante la bula Si Convenit, emitida el 19 de diciembre de 1496.

Otro contrato que intentó fortalecer las relaciones de los Reyes Católicos con el Sacro Imperio Romano Germánico fue el matrimonio celebrado en abril de 1497 entre el infante Juan de Castilla y Aragón, heredero al trono, y la archiduquesa Margarita de Austria, hermana de Felipe I el Hermoso, cuñada de Juana la Loca e hija del emperador Maximiliano I y la duquesa María de Borgoña. Pero, como veremos más adelante, esta unión duraría muy poco.

Aconsejados por sus banqueros judíos, los Reyes Católicos pusieron en marcha la transformación y unificación del sistema monetario de sus reinos. Mediante una pragmática o ley dictada en Medina del Campo (Valladolid) el día 13 de junio de 1497, se estableció un nuevo patrón del sistema financiero a partir del modelo llevado por la economía más rica, la castellana, y se hizo en torno a estas monedas: el excelente de oro (que se llamaría ducado a partir de 1504), el real de plata y la blanca o vellón de cobre.

La plata empezaría a llegara Europa desde América en grandes cantidades durante el siglo XVI, sobre todo de las minas de Potosí (Perú) y de las de Argentina, que significa de plata y daría nombre al país actual. El blanco metal se fue imponiendo como más precioso, valorado y utilizado. La explotación sistemática de las minas de plata haría reducir el valor y la circulación del oro como patrón del sistema monetario, y empezaría a construir las naciones y las finanzas modernas. Hoy en día, los ciudadanos argentinos y otros americanos de habla hispana siguen llamando “plata” al dinero.

Ávido de conquistas como los soberanos de Aragón y Castilla, el rey portugués Manuel I el Afortunado encargó al marino Vasco de Gama la tarea de llegar hasta la India por mar desde Lisboa. El 9 de julio de 1497 zarpó con cuatro barcos, en noviembre rodeó el extremo sur de África y, con la ayuda de un guía indio que encontró por allí, llegó el 20 de mayo de 1498 al suroeste de la India. La rivalidad con los comerciantes musulmanes le impidieron organizar un espacio comercial y necesitó negociar su salida de tierras hindúes para poder regresar a Portugal en 1499.

Enterados de los viajes realizados por Cristóbal Colón y los pactos hechos por los reyes hispanos con el Vaticano, el rey Enrique VII de Inglaterra y su círculo de influyentes parlamentarios, banqueros y comerciantes encargaron a Giovanni Caboto el año 1496 navegar hacia la zona norte de América para explorar sus tierras. Caboto, llamado Juan Caboto por castellanos y John Cabot por ingleses, era ciudadano veneciano, experto marino, residió en Valencia varios años y conocía los viajes de los Marco Polo a Oriente junto a los más recientes de Cristóbal Colón. Reunió una pequeña tripulación y salió el 2 de mayo de 1497 del puerto de Bristol rumbo noroeste en un barco llamado Matthew. A finales de agosto llegó a las costas de Terranova, Labrador y Nueva Inglaterra, tomando posesión del suelo pisado en nombre de Enrique VII.

Cuando regresó, el monarca y sus socios de gobierno le financiaron un segundo viaje exploratorio. En mayo de 1498 volvió a zarpar de Bristol con cuatro o cinco barcos, suministros y una tripulación de unos doscientos hombres. Diversas versiones, llegadas, suertes y pinceladas se barajan de este viaje, desde que se perdieron hasta que los tripulantes se amotinaron. Lo cierto es que el trabajo del marino Giovanni Caboto, continuado por su hijo Sebastián Caboto, abrió el camino para que Inglaterra se apoderase de gran parte de Norteamérica... (sigue, más abajo se describe al Padre Putas y su función)


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