La biografía de Luis Núñez
Coronel es escasa y difusa. Cuenta Marcelino Menéndez Pelayo que era segoviano,
devoto de Erasmo de Rotterdam, con quien tuvo relación personal y profesional,
y doctor en teología por la
Universidad de París. Allí siguió estudios como sus hermanos
Antonio y Francisco, el primero de los cuales fue rector del Colegio de
Montaigu, donde estudió el jefe protestante Juan Calvino. Luis Núñez escribió
muchos tratados lógicos o razonables, rindiendo tributo al ideario escolástico
promovido por la Iglesia. Trabajó
como secretario del arzobispo de Sevilla, inquisidor general, cardenal y
también erasmista Alonso Manrique de Lara; y tuvo contacto con Alfonso de
Valdés, secretario de Carlos V y figura protestante en la Conferencia de
Valladolid el año 1527...
A esta reunión asistieron algunos delegados distinguidos y una
treintena de teólogos universitarios de Valladolid, Alcalá de Henares y
Salamanca, dirigidos por Alonso Manrique de Lara. El coloquio, con detractores
y partidarios de Erasmo de Rotterdam, fue disuelto tras dieciséis sesiones sin
llegar a ninguna conclusión, pero sirvió para airear el dilema erasmista y su
quid reformista. Aparte de valioso alfil para la dicotomía escolástica, Luis
Núñez Coronel era sobrino de Abraham Seneor: sacerdote hebreo de alto linaje,
negociador, banquero, juez y recaudador de los Reyes Católicos, aristócrata que
cambió su nombre por el de Fernando Núñez y fundó en Segovia el noble linaje de
los Coronel.
Alfonso de Valdés (1490-1532) era descendiente de judíos conversos e hijo de
Fernando de Valdés, regidor perpetuo de Cuenca. Alfonso trabajó un tiempo como
escribiente y registrador en las regidurías de su familia, hasta que fue
llamado para entrar en la corte de Carlos V, donde obtuvo el cargo de latinista
mayor. Desde allí empezó a conocer de primera mano el protestantismo y se
carteó con Erasmo de Rotterdam, consentido y protegido por el propio emperador.
Por este detalle es considerado cabeza del movimiento erasmista en Hispania y
no tuvo ningún problema con las inspecciones de la Inquisición.
Alfonso de Valdés: linaje judío, protestante y escritor de Carlos V |
Alfonso escribió Diálogo de Mercurio y Carón, narra la disputa
entre Carlos V y Francisco I de Francia con tono caballeresco, haciendo al
emperador victorioso, y aprovecha sus páginas para criticar sin reservas al
clero romano. Diálogo de las Cosas Ocurridas en Roma es otro libro suyo,
justifica el asalto del ejército de Carlos V contra Roma en mayo de 1527 y lo
define como un castigo divino. El ataque formó parte de las guerras alimentadas
en Itálica por Carlos V y el rey franco Francisco I con sus aliados: el
Vaticano, Venecia, Florencia y el ducado de Milán.
Carlos III de Borbón dirigía las tropas imperiales formadas por
mercenarios italianos, alemanes e hispanos. Éstos se amotinaron por no recibir
sus soldadas o sueldos y, como solución, Carlos el Condestable se dirigió a
Roma y pidió al papa Clemente VII (Julián de Medici) trescientos mil ducados para
evitar la invasión. A la negativa del papa, que se refugió en el castillo de
Sant’Angelo sin padecer mal durante más de medio año, sucedió la prevista
ofensiva, en la que murió Carlos III de Borbón, y el saco o saqueo de Roma. Los
escritos de Alfonso de Valdés fueron importantes para la difusión y el
desarrollo de la lengua castellana, para la divulgación de los ideales
reformistas en Hispania y para el ensalzamiento del emperador Carlos V.
Juan de Valdés (1509-1541) era hermano de Alfonso de Valdés y superaba a muchos
hispanos en el conocimiento del hebreo. Se formó en la Universidad de Alcalá
de Henares y allí le publicaron su primer libro el año 1529 con el título
Diálogo de la Doctrina Cristiana.
Se lo dedicó a Diego López Pacheco y Portocarrero, segundo marqués de Villena,
mecenas de Juan y de otros reformistas fallecido poco antes de la publicación
del texto. Juan de Valdés mantuvo contacto escrito con Erasmo de Rotterdam por
mediación de su hermano Alfonso y fue trasladado a Roma para trabajar en la corte
del papa Clemente VII (Julián de Medici) y para Carlos V en Nápoles, entonces
región propiedad del reino de Aragón. Allí nadie lo molestó por sus escritos ni
por las amistades que frecuentó... (sigue con los demás voceros en Hispania e Italia)
Para contactos editoriales o profesionales, escribir e-mail.
No hay comentarios:
Publicar un comentario