martes, 12 de diciembre de 2006

Una aparente ideología protestante y humanista: Hispania e Italia

La biografía de Luis Núñez Coronel es escasa y difusa. Cuenta Marcelino Menéndez Pelayo que era segoviano, devoto de Erasmo de Rotterdam, con quien tuvo relación personal y profesional, y doctor en teología por la Universidad de París. Allí siguió estudios como sus hermanos Antonio y Francisco, el primero de los cuales fue rector del Colegio de Montaigu, donde estudió el jefe protestante Juan Calvino. Luis Núñez escribió muchos tratados lógicos o razonables, rindiendo tributo al ideario escolástico promovido por la Iglesia. Trabajó como secretario del arzobispo de Sevilla, inquisidor general, cardenal y también erasmista Alonso Manrique de Lara; y tuvo contacto con Alfonso de Valdés, secretario de Carlos V y figura protestante en la Conferencia de Valladolid el año 1527...

A esta reunión asistieron algunos delegados distinguidos y una treintena de teólogos universitarios de Valladolid, Alcalá de Henares y Salamanca, dirigidos por Alonso Manrique de Lara. El coloquio, con detractores y partidarios de Erasmo de Rotterdam, fue disuelto tras dieciséis sesiones sin llegar a ninguna conclusión, pero sirvió para airear el dilema erasmista y su quid reformista. Aparte de valioso alfil para la dicotomía escolástica, Luis Núñez Coronel era sobrino de Abraham Seneor: sacerdote hebreo de alto linaje, negociador, banquero, juez y recaudador de los Reyes Católicos, aristócrata que cambió su nombre por el de Fernando Núñez y fundó en Segovia el noble linaje de los Coronel.

Alfonso de Valdés (1490-1532) era descendiente de judíos conversos e hijo de Fernando de Valdés, regidor perpetuo de Cuenca. Alfonso trabajó un tiempo como escribiente y registrador en las regidurías de su familia, hasta que fue llamado para entrar en la corte de Carlos V, donde obtuvo el cargo de latinista mayor. Desde allí empezó a conocer de primera mano el protestantismo y se carteó con Erasmo de Rotterdam, consentido y protegido por el propio emperador. Por este detalle es considerado cabeza del movimiento erasmista en Hispania y no tuvo ningún problema con las inspecciones de la Inquisición.

Alfonso de Valdés: linaje judío, protestante y escritor de Carlos V

Alfonso escribió Diálogo de Mercurio y Carón, narra la disputa entre Carlos V y Francisco I de Francia con tono caballeresco, haciendo al emperador victorioso, y aprovecha sus páginas para criticar sin reservas al clero romano. Diálogo de las Cosas Ocurridas en Roma es otro libro suyo, justifica el asalto del ejército de Carlos V contra Roma en mayo de 1527 y lo define como un castigo divino. El ataque formó parte de las guerras alimentadas en Itálica por Carlos V y el rey franco Francisco I con sus aliados: el Vaticano, Venecia, Florencia y el ducado de Milán.

Carlos III de Borbón dirigía las tropas imperiales formadas por mercenarios italianos, alemanes e hispanos. Éstos se amotinaron por no recibir sus soldadas o sueldos y, como solución, Carlos el Condestable se dirigió a Roma y pidió al papa Clemente VII (Julián de Medici) trescientos mil ducados para evitar la invasión. A la negativa del papa, que se refugió en el castillo de Sant’Angelo sin padecer mal durante más de medio año, sucedió la prevista ofensiva, en la que murió Carlos III de Borbón, y el saco o saqueo de Roma. Los escritos de Alfonso de Valdés fueron importantes para la difusión y el desarrollo de la lengua castellana, para la divulgación de los ideales reformistas en Hispania y para el ensalzamiento del emperador Carlos V.

Juan de Valdés (1509-1541) era hermano de Alfonso de Valdés y superaba a muchos hispanos en el conocimiento del hebreo. Se formó en la Universidad de Alcalá de Henares y allí le publicaron su primer libro el año 1529 con el título Diálogo de la Doctrina Cristiana. Se lo dedicó a Diego López Pacheco y Portocarrero, segundo marqués de Villena, mecenas de Juan y de otros reformistas fallecido poco antes de la publicación del texto. Juan de Valdés mantuvo contacto escrito con Erasmo de Rotterdam por mediación de su hermano Alfonso y fue trasladado a Roma para trabajar en la corte del papa Clemente VII (Julián de Medici) y para Carlos V en Nápoles, entonces región propiedad del reino de Aragón. Allí nadie lo molestó por sus escritos ni por las amistades que frecuentó... (sigue con los demás voceros en Hispania e Italia)
 

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