Carlos de Gante, nacido el año 1500 de Juana la Loca , se convirtió en rey de Castilla y Aragón y
de sus territorios anexos en 1516, y en emperador del Sacro Imperio Romano
Germánico el año 1519. Abarcó una administración territorial inmensa y fue
distinguido documentalmente y con mucha razón César Carlos y Su Majestad
Cesárea. Pero no estaba solo, detrás tenía toda una cohorte de consejeros y
valedores que trazaron para él un calendario digno de un emperador...
El día 9 de febrero de 1518,
las Cortes castellanas se reunieron en Valladolid ante Carlos, le juraron fidelidad
como rey de Castilla, a su madre Juana como reina nominal y desembolsaron en
sus arcas reales seiscientos mil ducados de oro. El 29 de julio, las Cortes aragonesas hacen lo mismo y entregan a sus
tesoreros doscientas mil libras de oro. El 15 de febrero de 1519, Carlos y su séquito llegan a Barcelona y al
día siguiente convocan las Cortes cataranas o catalanas. Tras largos y ásperos
debates, le juran fidelidad como rey de Aragón y a su indispuesta madre como
reina nominal el día 16 de abril de ese año. Pero más escabroso fue el pago del
impuesto, que acabó decidiéndose a principios de enero de 1520 con la suma de
trescientas mil libras de oro.
Llegado marzo de 1519, el
extremeño, aristócrata y aventurero Hernán Cortés Pizarro Cortés penetró en
Centroamérica con sus soldados siguiendo órdenes reales de Carlos de Gante. En
noviembre toparon con los aztecas de Moctezuma II, soberano, guerrero y sumo
sacerdote que había acrecentado los rituales religiosos con sacrificios humanos,
el descontento de su tribu y las guerras con pueblos vecinos. Sin embargo,
Moctezuma II recibió a Hernán Cortés y a los mercenarios que lo acompañaban con
regalos como oro, joyas, atavíos emplumados y mujeres.
Dios Quetzalcóatl, símbolo físico y espiritual de seres humanos |
Aztecas y toltecas
pensaban que los recién llegados eran el dios Quetzalcóatl y acompañantes de su
corte, seres que, según una profecía indígena centroamericana, regresarían por
donde nace el sol. Los aztecas conservaban en su recuerdo la llegada siglos
antes de unos hombres blancos con barbas y plumas en la cabeza que hablaron de
una religión benéfica, les trasmitieron conocimientos especiales y prometieron
regresar.
Al enterarse de la llegada de los conquistadores castellanos,
Moctezuma II creyó que Quetzalcóatl y sus acompañantes volvían para ocupar su
reino y vengar las atrocidades cometidas por él y sus guerreros durante su
mandato. Los primeros temores y agasajos de los aztecas dieron paso a su
sublevación contra los hispanos y a la guerra. De la misma manera, Atahualpa,
el último soberano inca, y sus soldados se enfrentarían el año 1532 al ejército
dirigido por Francisco Pizarro González, pariente de Hernán Cortés Pizarro.
Los
incas también esperaban el retorno de Viracocha, que en lengua quechua significa
Señor, un dios benévolo llegado desde el otro lado del mar que también se marchó
prometiendo regresar. Distinguido señor de piel blanca que mezcló sus genes con
los indígenas y les transmitió avanzados conocimientos, haciendo posible la
construcción de pirámides y otros fastuosos monumentos en el continente
americano.
Carlos de Gante había llegado como heredero a las Cortes de
Valladolid el año 1516, con dieciséis años, sin conocer la lengua castellana y
rodeado por un abultado número de altos clérigos y aristócratas del principado
de Flandes. El séquito extranjero desplazó a los miembros de la alta nobleza
castellana y los subordinó a sus dictados.
Este desplazamiento y la deuda
aumentada por el sistema fiscal implantado por los Reyes Católicos produjeron
protestas generales en las que participaron hasta las castas más bajas del
pueblo. Los apretones del fisco y las rivalidades comerciales de distintos
grupos revolucionarían primero a las clases medias de las ciudades, incluyendo
al clero, y luego a los señoríos rurales... (sigue)
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