sábado, 7 de julio de 2007

Expedición Magallanes-Elcano: primera circunnavegación planetaria

En la recta final hacia su proclamación como emperador del Imperio Romano Germánico, celebrada en Aquisgrán el 23 de octubre de 1520, Carlos V firmó el día 22 de marzo de 1519 en Valladolid un acuerdo o contrato con el navegante Fernando de Magallanes, miembro de la baja nobleza portuguesa. Sus letras nombraron a Magallanes y a Rui Faleiro, cosmógrafo portugués sustituido poco después sin explicación por otro astrónomo llamado Andrés de San Marín, caballeros de la Orden de Santiago y comandantes de una expedición alrededor del globo terráqueo, que tocaba las deseadas islas de las Especias (islas Molucas de Indonesia) por su gran riqueza en estos apreciados condimentos, otorgándoles además una serie de títulos, privilegios y ganancias en relación con las rutas, tierras e islas descubiertas...

Desde ese momento comenzaron los preparativos de aquella difícil aventura para la Expedición de Magallanes. Pese a las trabas del rey Manuel I de Portugal, problemas presupuestarios, de tripulación o aprovisionamiento, y realizados los testamentos, la misa y las confesiones de los navegantes, el 20 de septiembre de 1519 salieron del puerto de Sanlúcar de Barrameda (Cádiz) cinco naves con doscientos treinta y siete hombres sin conocimiento de su destino para no aterrarlos por tan grande cosa, según apunta el aristócrata veneciano y cronista de la expedición Antonio Pigaffeta en su obra Primer Viaje Alrededor del Mundo; una placa conmemorativa que se encuentra en Sanlúcar de Barrameda asegura que los tripulantes eran doscientos sesenta y cinco.

Expedición realizada por Magallanes y Elcano, 1519-1522

La primera parada de abastecimiento fue en Tenerife (islas Canarias) y siguieron hacia el archipiélago de Cabo Verde (frente a Senegal), colonizado por los portugueses desde 1462 con el comercio de esclavos africanos, tramo en el que surgieron desavenencias por el rumbo tomado entre Magallanes y Juan de Cartagena, primo del obispo de Burgos, veedor general y adjunto del portugués. El viaje continuó desde Cabo Verde hacia las costas americanas. Juan de Cartagena encabezó una insubordinación en este tramo ante el almirante Magallanes por no recibir explicaciones de éste y puso en duda su mando, por lo que fue destituido y puesto bajo vigilancia del capitán Luis de Mendoza, quien medió para que no acabara encerrado.

Tocaron la bahía donde hoy se encuentra Río de Janeiro en diciembre de 1519 y, siguiendo la costa y explorando cada paso marítimo abierto hacia el oeste, sus cinco buques llegaron a la Patagonia atlántica, donde permanecerían casi medio año. Quedaron impresionados al ver el gran tamaño de las huellas de los nativos tehuelches encontradas en la playa y, cuando contactaron con ellos, vieron que eran altos y vigorosos. Intercambiaron conocimientos, se abastecieron de víveres de forma pacífica y Magallanes les puso por sus grandes pies el nombre portugués patagau, que significa patagrande y del que deriva el nombre de patagones y el de la región suramericana de Patagonia. Pero el crudo invierno y el desolador paisaje de la zona, tan cercano a la Antártida, añadidos a los cada vez más escasos víveres, acrecentaron el conflicto existente.

Y el motín se produjo, así lo relató Antonio de Pigaffeta: …apenas anclados allá, los capitanes de los otros cuatro navíos conjurárondose en traición para asesinar al capitán general; y eran ellos: el veedor de las armas, que se llamaba Juan de Cartagena; el tesorero, Luis de Mendoza; el contador, Antonio Coca; y Gaspar de Quesada. Descuartizado el veedor por sus hombres, fue muerto el tesorero a puñaladas, descubriéndose la conjura. A los pocos días, Gaspar de Quesada, por querer organizar otra, fue desterrado en esa tierra patagona en compañía de un clérigo. El capitán general no quiso ordenar que lo matasen porque le había dado la capitanía el emperador Don Carlos.

Tras esta sublevación, la nave Santiago se hundió y la llamada San Antonio regresó a Sevilla con desertores que llegarían en mayo de 1521. El resto de los expedicionarios lograron encontrar un paso marítimo hacia el oeste antes de llegar al final del continente en noviembre de 1520, ese paso fue bautizado por Magallanes como Estrecho de Todos los Santos y es conocido hoy como Estrecho de Magallanes. Surcaron el entonces llamado Mar del Sur, al que pusieron el nombre de Pacífico por sus tranquilas aguas, y pasaron tres meses sobre ellas antes de llegar a las islas Marianas (nombre dado en el siglo XVII en honor de la reina consorte Mariana de Austria, segunda esposa del rey Felipe IV de Austria, y en poder de España hasta 1898 por la guerra entre ésta y los Estados Unidos).

En aquella tranquilidad oceánica el agua se pudrió, la tripulación sufrió el escorbuto que sangraba sus encías ocultando los dientes y una hambruna que les hizo consideraba a las ratas de las naves como un manjar. Magallanes y los demás expedicionarios desembarcaron en la isla de Guam, nombrada Guaján en castellano, en marzo de 1521 y los nativos, llamados chamorros, llegaron hasta los barcos visitantes en canoas y ofrecieron a sus tripulantes agua, ayuda y comestibles frescos. Interesados por las piezas de hierro, y haciendo uso de una compensación que esperaban y no recibieron, los chamorros abordaron por la noche las naves hispanas y se llevaron todas las piezas que pudieron de ese metal. Cuando Magallanes se enteró, ordenó atacar a los isleños, incendiar sus poblados y matar algunos para escarmiento del resto. Y aquella isla fue llamada desde entonces Isla de los Ladrones... (sigue)


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