domingo, 11 de noviembre de 2007

Militares para un dios mayúsculo de moral minúscula

Alrededor del año 1529, el veterano militar Ignacio de Loyola, a quien faltaban pocos meses para cumplir cuarenta años, entabla relación en París con Francisco de Javier y Pierre Favre, formando el germen de la Compañía de Jesús. En 1533 este trío recluta a Nicolás de Bobadilla, Diego Laínez, Simao Rodrígues y Alfonso Salmerón. Los siete se dirigen el 15 de agosto de 1534 a la colina de Montmartre, referencia pagana al dios de la guerra Marte, y allí juramentan los cuatro votos de la Orden: castidad, pobreza, obediencia a los superiores y sumisión incondicional al papa. Los meses posteriores se añadirían a ella tres personajes francos movilizados por el también franco Pierre Favre: Pascasio Broët, Jean Codura y Claude Jay...

En octubre de 1534, a pocas semanas de juramentarse la cúpula jesuita inicial, el emperador Carlos V de Habsburgo dio la orden de reorganizar las compañías de su ejército en Italia. El día 15 de noviembre de 1536, tras dos años de reordenación militar, apareció la ordenanza de Génova, donde se dictan las primeras bases de mantenimiento y organización del ejército de los Austrias, y se emplea la palabra tercio para definir a las guarniciones situadas en Italia, preparadas para desplazarse por las costas europeas del Mediterráneo o del Atlántico.

Tercios batalla-milagro de Empel, 1585, cuadro A.Ferrer-Dalmau

Estas primeras ordenanzas, promovidas en la república de Génova por ser sus dirigentes grandes banqueros prestamistas de los Austrias, organizaron el ejército del Sacro Imperio Romano Germánico en tres tercios llamados viejos y situados en los reinos de Milán o Lombardía, Nápoles y Sicilia: Tercio Viejo de Lombardía, Tercio Viejo de Sicilia y Tercio Viejo de Nápoles (creado el 27 de febrero de 1537 y del que partirían sus soldados en galeras formando la primera infantería de marina). Esta división administrativa, a modo de Estado Mayor, añadiría algunos tercios viejos y luego otros más llamados nuevos, dirigiendo las compañías ubicadas en distintos puntos de Italia y de otras zonas europeas.

Ignacio de Loyola y sus nueve juramentados viajaron a la república de Venecia, en guerra con el Imperio Otomano de Solimán I el Magnífico, y hablaron con los altos dirigentes venecianos, pertenecientes al conglomerado Vaticano. Los diez se trasladaron luego a Roma con acuerdos concertados y el día 27 de septiembre de 1540 fue aprobada la fundación de la Compañía de Jesús por el papa Pablo III (Alessandro Farnese), con la bula Regimini Militantis Ecclesiae (Gobierno Militante o Militar de la Iglesia)...

La  Sagrada Congregación de la Romana y Universal Inquisición, también llamada Congregación del Santo Oficio o Inquisición Romana para abreviar, fue creada en 1542 bajo el mandato del papa Pablo III (Alejandro Farnesio) y la influencia del entonces cardenal Gian Pietro Caraffa, poniendo como excusa la teórica amenaza del protestantismo. La Inquisición Romana era diferente a la Inquisición de época medieval porque estuvo presidida por una congregación permanente de cardenales y otros altos prelados, por encima de la jurisdicción de cada obispado y su obispo.

Al principio, su actividad se limitó a Italia y su principal tarea consistió en atacar y destruir organizaciones y filosofías religiosas que delataban o contrariaban el integrismo de la fe católica, así como inspeccionar y prohibir obras consideradas antagónicas o rebeldes a la ortodoxia de la Iglesia. Pero cuando Gian Pietro Caraffa fue elegido papa en 1555 como Pablo IV, utilizó la Congregación del Santo Oficio para perseguir y liquidar a muchos disidentes políticos entre los que se encontraban miembros de la jerarquía eclesiástica, como vimos anteriormente.

Asimismo, los diez años siguientes a la aprobación de la Compañía de Jesús (1540-1550) se añadieron a ella influyentes personajes como los ya vistos Francisco de Borja, Pieter Canijs, Jerónimo Nadal y Juan Alfonso de Polanco. La fórmula o ley de la Compañía fue ratificada en 1550 por Julio III (Giovanni María Ciocchi del Monte), enemigo de la familia Farnesio y aliado del emperador Carlos V, cuyo su texto reza: Militar para Dios bajo la bandera de la cruz y servir sólo al Señor y a la Iglesia, su Esposa, bajo el Romano Pontífice, Vicario de Cristo en la tierra.

En el Concilio de Trento, celebrado entre 1545 y 1563, los jerarcas de la Compañía serían parte importante de sus reuniones. Al concluir el concilio trentino, los jesuitas llevarían las riendas de la Contrarreforma católica, hermana de la Reforma protestante, y muchos de ellos conformarían una larga lista de santificados los siglos venideros...

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